Pedro Sánchez se ha lanzado a la conquista del voto joven en plena campaña para las próximas elecciones del 28 de mayo. En los últimos días, buena parte los anuncios del presidente del Gobierno se han enfocado en agasajar al colectivo que va desde los 18 a los 35 años con varias medidas que saldrán muy caras a los contribuyentes si llegan a materializarse.
Una de ellas es la concesión de avales del 20% de la hipoteca para la compra de la primera vivienda habitual a "jóvenes y familias con menores a su cargo". En concreto, el Gobierno arriesgará 2.500 millones de euros de los contribuyentes para que un perfil de comprador que no dispone de ahorros previos adquiera una vivienda que de otra manera la banca privada no le financiaría (lo habitual es que la banca no conceda créditos por encima del 80% si no es con aval). Si al comprador finalmente le resulta imposible pagar el crédito, el Estado asumirá las pérdidas.
Fue el pasado martes cuando el Consejo de Ministros aprobó estos avales, y lo hizo junto a otro regalo juvenil todavía más cuestionable. Se trata de una subvención del 50% para el interrail europeo y del 50% al 90% en los viajes de tren o autobús que realicen este verano por España los ciudadanos de 18 y 30 años.
Si avalar con cargo al contribuyente a los deudores hace un flaco favor a la cultura del ahorro y de la responsabilidad financiera, subvencionar parte de las vacaciones a personas que pueden pagárselo ellas mismas supone un paso más en el electoralismo descarado del Gobierno. El Ejecutivo no ha informado del coste presupuestario de esta medida.
Cheque-voto "cultural"
Dentro del apartado juvenil, una de las dádivas más escandalosas que ha creado el Ejecutivo de PSOE y Podemos ha sido el cheque de 400 euros para todos los que cumplan los 18 años y que podrán destinar a la compra de libros, videojuegos o a la asistencia a actividades que el Estado considere artísticas o culturales. Dicho de otra forma, al ocio. Los contribuyentes tendrán que gastar al año 200 millones de euros para costear este premio estatal a medio millón de jóvenes.
Como ya ha publicado Libre Mercado, tras la activación de los bonos, numerosos productos que los beneficiarios podían comprar con está generosa partida de dinero público (como videojuegos o películas) inundaron los portales de venta de productos de segunda mano. Así, los jóvenes encontraron la forma de obtener liquidez con el fracasado bono "cultural" del Gobierno.
Por último, el año pasado, en lugar de centrarse exclusivamente en ampliar la oferta de vivienda en nuestro país, el Gobierno también creó el Bono Alquiler Joven que financiará con 250 euros mensuales durante dos años (6.000 euros en total) la renta de los inquilinos entre 18 y 35 años. Costará otros 200 millones de euros al año, 400 millones en total.
Esta subvención contiene bastante letra pequeña. Por ejemplo, se destina a alquileres de 600 euros mensuales, lo que deja fuera a las principales ciudades del país (a no ser que las CCAA correspondientes lo suban hasta los 900, que podrían).
Además, son muchos los estudios que demuestran que estas subvenciones al alquiler terminan generando un aumento de los precios de las cuotas de los inquilinos. Es decir, las absorben los propietarios, que saben que sus inquilinos cuentan con ese ingreso extra del Estado. También puede suponer una trampa para propietarios que acepten como inquilinos a personas que reciban este tipo de ayudas, por el alto riesgo de que a los dos años se acaben y los inquilinos no puedan seguir pagando el alquiler. Otro punto a tener en cuenta es que, un 38% de los beneficiarios del cheque verán aumentar su factura fiscal en el IRPF.