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Los intereses nos 'comen': España gastará casi 60.000 millones al año a mediados de la próxima década

Todas las tablas, gráficos y datos de la AIReF apuntan en la misma dirección. Algo que no es ninguna novedad, pero sigue siendo preocupante.

Todas las tablas, gráficos y datos de la AIReF apuntan en la misma dirección. Algo que no es ninguna novedad, pero sigue siendo preocupante.
La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, este martes, en el Senado. | EFE

España gastará a mediados de la próxima década el 4% de su PIB en pagar intereses de la deuda pública. No hablamos de nuevas emisiones (que las habrá) ni de amortización de esa deuda (lo que se amortice, se volverá a emitir). Sólo del pago de los intereses anuales a los que nos hemos comprometido con nuestros acreedores. Teniendo en cuenta que el PIB se situará a final de este año en algo más de 1,4 billones de euros, hablaríamos de entre 55.000 y 60.000 millones de euros de gasto real (por supuesto, el nominal será más elevado en 2035-37, pero nos quedamos con las cifras en términos actuales).

Estas son las previsiones que la AIReF presentó esta semana en su documento "Informe sobre la Actualización del Programa de Estabilidad 2023-2026".

Como es habitual en estos casos, en los titulares los periodistas nos hemos centrado en lo que tiene que ver con la actualidad: las previsiones de crecimiento o gasto para los próximos años, las proyecciones de deuda para 2025 o 2026, la recomendación de la AIReF al Gobierno para que acometa un plan de ajuste entre 2024 y 2027 de unos 30.000 millones en el acumulado de estos cuatro ejercicios... Y sí, estas cifras son relevantes y las advertencias de la AIReF en este sentido han ido cobrando una importancia creciente en los últimos años.

Pero junto a la cuestión coyuntural destacan las proyecciones a largo plazo. En lo que hace referencia a los intereses de la deuda, todas las tablas, gráficos y datos de la AIReF apuntan en la misma dirección. Algo que no es ninguna novedad pero sigue siendo preocupante:

  1. El gasto en intereses seguirá incrementándose año a año
  2. Hasta ahora, había una fuerza que tiraba en un sentido de esta partida (el incremento de la deuda) y otra que mitigaba esa subida (la política de tipos muy bajos que ha seguido el BCE entre 2012 y 2022). Ahora, y en el futuro próximo, parece claro que estos dos grandes factores se reforzarán.
  3. Incluso si adoptamos una política presupuestaria más firme, el gasto en intereses seguirá subiendo: "El elevado endeudamiento inicial, sumado a unas cuentas públicas no equilibradas, generará una dinámica desfavorable en la carga financiera, incluso en un escenario de contención del coste de la deuda".
  4. La carga de intereses se situó en el 2,4% del PIB en 2022; la AIReF anticipa que se irá al 2,9-3,0% del PIB en 2026-27 y que a mediados de la próxima década se situará en el entorno del 4% (y, si no se toman medidas, con tendencia al alza)

Prioridades

¿Cómo de grave es esto? Pues depende de lo que cada uno considere grave o de sus prioridades. A primera vista, destacan cuatro conclusiones:

  • Si tu prioridad, como asegura este Gobierno, es el gasto público como herramienta de política social, ver cómo se dispara la partida destinada a intereses debería ser un auténtico drama. Pasar del 2,4% del PIB al 4,1% (es la cifra de la AIReF para 2037) implica 1,7 puntos de recaudación que no puedes dedicar a Educación, Sanidad o Dependencia. Hablamos de unos 24.000 millones extra que se evaporan de los PGE para pagar a los tenedores de deuda.
  • En esta línea, estaría bien recordar y poner algunas cifras a lo ocurrido en los últimos quince años. España entró en 2007 con un PIB ligeramente superior al billón de euros y una deuda pública que rondaba el 35% del PIB. En el Libro Amarillo de los Presupuestos Generales del Estado de aquel año, la partida dedicada al pago de intereses de la deuda ascendía a casi 16.000 millones de euros: es decir, algo menos de 1,6 puntos del PIB. Como vemos, el 4,1% supondría más que duplicar aquella cifra. Durante estos años, se ha planteado el incremento del déficit como una necesidad, para amortiguar el impacto de la crisis. Se acusaba de "austericida" al que pedía contención. Desde Libre Mercado apuntamos que ese gasto público tendría un coste. Pues bien, los 60.000 millones de euros que pagaremos en 2035-37 son la expresión más evidente de ese coste. Y los que pedían incrementar el déficit tienen ahí las consecuencias de sus propuestas. No decimos que una política sea mejor o peor, ahí tendríamos otro debate: lo que planteamos es que tampoco aquí hay almuerzos gratis: el déficit de 2008-2022 (y el que seguirá habiendo en los próximos años) también habrá que pagarlo... y muy caro y durante mucho tiempo.
  • El gasto en intereses no es la única partida que presionará las cuentas públicas españoles. Todos tenemos en la cabeza el gasto en pensiones. Y también está ahí. Pero además habría que empezar a introducir en el debate público el resto de gasto relacionado con el envejecimiento, especialmente en Sanidad y dependencia. El gasto sanitario no es lineal: de los 10 a los 50-55 años, más o menos gastamos lo mismo en esta partida. A partir de ahí, las cifras se disparan: es mucho más alto el gasto de una persona de 65 que el de una de 55; y mucho más, todavía, el de una de 75 respecto a una de 65; y lo mismo ocurre a los 85 respecto a los 75; y a los 95 respecto a los 85. A partir de ahí, sólo hay que mirar la pirámide demográfica española de las próximas décadas para darnos cuenta de que los próximos ministros de Hacienda no lo tendrán sencillo para equilibrar el presupuesto.
  • El último apunte con el gasto en intereses es que es una partida en la que no hay ninguna flexibilidad ni capacidad de maniobra: está ahí pase lo que pase. Lo que queremos decir es que un año de crisis y reducción de los ingresos por impuestos, un Gobierno puede retrasar la obra de una nueva autovía o recortar las ayudas a la vivienda. Con el gasto de intereses no hay opción: o pagas o quiebra, y se te cierran todos los canales de financiación.

Llegados a este punto, sólo queda una duda. ¿Se cumplirán estas previsiones de la AIReF? Pues depende. De aquí a quince años pueden pasar tantas cosas... Y los factores que más pueden influir en el peso del pago de los intereses son muy diversos y casi siempre al margen del control del Gobierno de turno: el crecimiento económico de nuestro país y nuestros socios, la situación en los mercados financieros, la política monetaria del BCE, las tensiones en la Eurozona entre los estados más solventes y los que necesitan más ayuda... Incluso podría darse una situación de inflación disparada que impulse el PIB nominal y ayude a reducir la carga de la deuda por esa vía. Algo que sería "bueno" (entre muchas comillas) en ese punto del coste de la deuda, pero generaría unas tensiones en el resto de la economía (y probablemente un enfrentamiento abierto en la Eurozona).

Los optimistas pueden pensar que no tiene sentido preocuparse tanto por algo que no sabemos si ocurrirá o no. Al fin y al cabo: ¿quién iba a pensar en 2006 que en 2012-13 el BCE comenzaría una política monetaria heterodoxa, con tipos cercanos al 0 y todo tipo de respaldo a los países en problemas? ¿O quién iba a pensar en 2019 que estábamos a un pasito del fin de esa misma política y que los mercados de deuda pública vivirían un año tan complicado como el de 2022?

Los pesimistas pueden pensar que ese 4% del PIB en pago de intereses que pronostica la AIReF es verdad que podría ser un poco inferior si todo sale bien... pero también podría ser muy superior. Se nos ocurren muchos escenarios perfectamente realistas en los que ese pronóstico se queda corto (subida de tipos del BCE más pronunciada y duradera de lo previsto, vuelta a una situación en los mercados de deuda pública de la eurozona similar a la de 2010-12, déficits más altos de lo previsto...). Y la gran pregunta: ¿estamos haciendo lo suficiente para que las cuentas encajen tanto en la situación favorable como en la que no lo es tanto?

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