Repsol celebró este miércoles su Junta de Accionistas con la presentación de resultados y la estrategia del grupo para las próximas décadas y la reelección de Antonio Brufau como presidente no ejecutivo, hasta 2027. Brufau volvió a dar su punto de vista sobre la transición verde: al tiempo que se detallaron los planes de descarbonización de la compañía, el empresario insistió en alertar de las consecuencias de las políticas de la UE.
En el turno de intervenciones pidió la palabra María Prado, que se presentó como representante de Greenpeace y la fundación Finanzas Éticas y que aprovechó para hacer un alegato contra la empresa. La ecologista habló de "los millones de vidas que huyen por el cambio climático" que, dijo, esta compañía "está contribuyendo significativamente a causar" y culpó a la empresa de llevarnos a un "caos climático" y al "sufrimiento de millones de seres".
La ecologista acusó a Repsol de greenwashing (lavado verde) y llegó a pedirles la creación de un fondo "para compensar a millones de personas por su responsabilidad actual e histórica". Para responderla, tomó la palabra el Consejero Delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, que fue rebatiendo punto por punto sus acusaciones.
Sobre el "lavado verde" y la publicidad "engañosa", Imaz defendió la "senda" emprendida por su empresa desde 2004 y aseguró que han bajado más "huella de carbono", respecto a 2016, "de lo que ha bajado el mundo, Europa y España". "Y vamos a seguir", afirmó, "es la guía de esta compañía porque somos sostenibles" y "queremos que tengan una compañía rentable" dentro de quince años, dirigiéndose a los accionistas.
Contra la prohibición del fracking
En cuanto a la petición de que descienda la producción de petróleo, Imaz utilizó el nombre de la fundación para responder: "Utilizaría a mi paisano Pío Baroja cuando hablaba de oxímoron. Si quieren ser éticos, tienen que preocuparse de la seguridad de suministro y de los precios". Imaz señaló cómo "si este sector deja de producir petróleo y gas, las familias no van a poder pagar la energía en sus hogares".
Tras insistir en lo poco "ético" que parece pedir algo así, Imaz recordó cómo existen leyes, "incluso en este país" que hacen que "no podamos producir gas y tengamos que traerlo de Estados Unidos". Imaz aludía a la Ley del Cambio Climático aprobada por el PSOE y sus socios en 2021 y que prohíbe la exploración y explotación de hidrocarburos y veta expresamente la técnica del fracking o facturación hidráulica, prohibida en otros muchos países europeos pero que ha servido para que Estados Unidos dispare sus ventas de gas, precisamente, a Europa.
La "ética" de olvidarse del petróleo
"¿Dónde está la huella de CO2 de este proceso?", ha dicho Imaz recordando las emisiones durante la producción, el transporte marítimo y finalmente el uso de gas natural en las centrales de ciclo combinado españolas para producir electricidad. Cabe señalar cómo Estados Unidos se ha convertido en un exportador clave para España: las compras de gas a este país se duplicaron en 2022.
"¿Es ético reducir el petróleo y el gas que el mundo necesita?", ha insistido Imaz, recordando las "industrias que cerrarían" y los empleos industriales que se perderían. "Europa va a perder bienestar y nuestra sociedad va a perder niveles de bienestar", apuntó refiriéndose a la ausencia de combustibles fósiles.
El Consejero Delegado de Repsol terminó defendiendo para su empresa tres claves: "Seguridad en el suministro, asequibilidad y sostenibilidad". En su opinión, poner todo el foco en la reducción de CO2 y no en el resto "no es responsable, ni siquiera ético". Su frase fue acogida con un gran aplauso.