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Punta Langosteira, el lugar donde Brufau vio "montañas de carbón" para hacer coches eléctricos

El presidente de Repsol comentó la paradoja de que se esté quemando más carbón en Europa.

El presidente de Repsol comentó la paradoja de que se esté quemando más carbón en Europa.
Puerto exterior de La Coruña | Puerto de La Coruña

En un foro celebrado la semana pasada, el presidente de Repsol, Antonio Brufau, lanzó varios mensajes muy críticos con las políticas europeas verdes y alertó de sus repercusiones en la industria, en particular en la del automóvil. Brufau lamentó, entre otras cosas, que en la UE prime la "ideología" frente a la tecnología: "Estamos saturados de legislaciones, de normativas. No podemos estar cambiando continuamente, las industrias tienen el derecho a exigir previsibilidad".

En su intervención, Brufau lamentó la inacción de España ante la prohibición del motor de combustión y también citó a Alemania al hablar de las paradojas de la denominada transición verde: el presidente de Repsol señaló cómo recientemente había visto "montañas de carbón" preparadas para partir desde España a Alemania, donde sería quemado para construir esos coches eléctricos con los que la UE quiere "descarbonizar".

El lugar donde Brufau se encontró con esas toneladas de carbón es un puerto español: Punta Langosteira, en Arteixo (La Coruña). El presidente de Repsol acudió allí hace un mes para inaugurar una nueva terminal marítima en un puerto profundamente conectado con la compañía, que cuenta con una gran refinería en las cercanías de la ciudad gallega. La nueva terminal se estrenó con la llegada del Front Ocelot, un buque de 250 metros de eslora cargado de crudo que se convirtió en el primer petrolero en amarrar en el puerto exterior de La Coruña, reformado y diseñado para acoger grandes descargas de petróleo y otros materiales alejándolos del núcleo urbano.

Brufau, acompañado de autoridades de la Xunta, aprovechó el acto para referirse a la "transición energética" que "defendemos y que no quiere dejar a nadie fuera" y que en el caso de su compañía pasa, entre otras cosas, por el impulso de "combustibles neutros en carbono a partir de residuos". Pero también aprovechó para criticar que Europa no esté "avanzando en la dirección adecuada" al obviar aspectos "como la seguridad del suministro y el coste de ese suministro" en sus planes verdes, mencionando la situación de la industria.

Más carbón en La Coruña rumbo a Alemania

Cerca del nuevo pantalán de Repsol, de 520 metros y preparado para acoger buques de hasta 200.000 toneladas, estaban las "montañas de carbón" que llamaron la atención de Brufau y que efectivamente tiene como destino industrias y centrales térmicas de Alemania, que ha incrementado el consumo de este combustible tras quedarse sin el gas ruso al tiempo que ha cerrado sus nucleares, y Polonia. "Gran parte de ese carbón les llega desde el puerto exterior de La Coruña", confirman fuentes del puerto a LD, que destacan cómo disponen de "grandes superficies terrestres" para la descarga de grandes buques.

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Pantalán de Repsol en el puerto exterior de La Coruña | Puerto A Coruña

El carbón procede, cuentan, de África y América y llega en "grandes barcos", de más de 200 metros de eslora, a La Coruña, donde realizan una "escala intermedia". El carbón se deposita en el puerto y desde allí vuelve a distribuirse hasta destinos en centroeuropa. Desde La Coruña destacan cómo en estos meses se ha incrementado el tráfico de carbón: mientras el año pasado se alcanzó el millón de toneladas, en lo que llevamos de 2023 ya han llegado 500.000.

El puerto recibe, además de carbón, productos agroalimentarios, cuarzo, cemento o coques. El petróleo y sus derivados siguen representando, sin embargo, más de la mitad del tráfico portuario, con un 60% del total y más de ocho millones de toneladas. Con el puerto exterior, la compañía pretende, además de alejar más de los núcleos urbanos la operación de los buques, facilitar el transporte y producción en el futuro de nuevos productos "de baja, neutra o incluso negativa huella de carbono", entre los que mencionan el hidrógeno renovable y los biocombustibles a partir de residuos, que por el momento el reglamento europeo contra el coche de gasolina no contempla como alternativa.

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La nueva terminal, que ha supuesto una inversión de 126 millones, ha incluido la construcción de un poliducto que une el puerto con la refinería y que cuenta con once tuberías soterradas. De ellas, dos están destinadas al transporte de petróleo, otra al trasiego de aguas y "las ocho tuberías restantes", explica Repsol a LD, "son para el transporte posterior de otros tráficos".

La empresa quiere con esta "transformación industrial" de su complejo "facilitar la logística de nuevos productos y materias primas" en su intento de ser "emisor neutro en 2050", un objetivo que señaló Brufau hace unos días: "Vamos a trabajar muchísimo, vamos a gastar mucho dinero investigando y lo vamos a conseguir", dijo. Pero reclamó que Europa revise si el plan emprendido "es la ruta más eficiente" o si Europa lo va a lograr "a cambio de cargarse el tejido industrial".

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