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Los insólitos fenómenos que genera Yolanda Díaz en el mercado laboral

Las medidas de empleo de la ministra esconden parados bajo la alfombra, disparan el despido en periodo de prueba y las bajas de contratos indefinidos.

Las medidas de empleo de la ministra esconden parados bajo la alfombra, disparan el despido en periodo de prueba y las bajas de contratos indefinidos.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz | Europa Press

Desde que la líder de Sumar, Yolanda Díaz, llegara al cargo de ministra de Trabajo en 2020, en el mercado laboral español se han sucedido todo tipo de fenómenos insólitos. El desencadenante de estos inquietantes episodios ha sido la "contrarreforma laboral" que la ministra comunista estrenó en diciembre de 2021 y que obligó a las empresas del país con más paro de la Unión Europea a modificar millones de contratos (España lidera la tasa de paro con el 12,7%).

El objetivo de Yolanda Díaz con su plan era acabar con la temporalidad en España. Sin embargo, su implantación ha venido acompañada de un efecto maquillaje sin precedentes y de unos resultados que en muchos casos no tienen una sola explicación. En Libre Mercado vamos ha recopilarlos.

Contratos fijos por arte de magia

La norma de Yolanda Díaz prohibió el contrato por obra y servicio y encareció los contratos temporales haciendo que muchos de ellos pasen a la modalidad de fijo-discontinuo convirtiendo por arte de magia empleos "temporales" en otros considerados "fijos", aunque esta transformación no significa que esos empleados vayan a estar más tiempo trabajando que antes. Es decir, prácticamente lo que se modifica es el nombre del contrato y no su naturaleza, que sigue siendo temporal.

De hecho, de los 624.853 contratos "indefinidos" del mes de mayo, sólo 250.763 se firmaron a tiempo completo, mientras que 139.829 son a tiempo parcial (menos horas) y 234.261 son fijos discontinuos, lo que significa que más del 50% de los contratos indefinidos podrían ser considerados precarios. Y a pesar de todos estos matices, los últimos datos de abril y mayo confirman que el Gobierno ahora ya ni puede presumir de esa explosión contante de contratos fijos, que ha tocado fondo y que empieza ya a bajar.

Se esconden parados bajo la alfombra

Cabe recordar que otro detalle que adultera sobremanera las cifras oficiales de paro es que los ​​​​​fijos discontinuos no cuentan como desempleados en las estadísticas, aunque estén en su casa sin trabajar esperando una llamada de la empresa que puede tardar meses en llegar (como un camarero al que contratan en verano o un agricultor que va a una campaña específica).

Aunque el Gobierno todavía no ha dado el dato del número de fijos discontinuos inactivos (la excusa es que lo están "depurando"), diferentes casas de análisis calculan que esa cifra podría rozar el medio millón de personas sin trabajar que están ocultas en los números de Trabajo, lo que supone un beneficio estadístico importante para el Gobierno.

Los indefinidos ‘zombies’

Otro fenómeno que corrobora la teoría de que los empresarios están sustituyendo unos contratos por otros disfrazando la temporalidad que el Gobierno afirma haber eliminado es la mortalidad de la contratación indefinida.

Solo en mayo, 45.000 personas firmaron más de un contrato indefinido en ese mes, lo que supone un récord histórico de mortalidad. Es decir, ese contrato indefinido se firmó para unos días. Es como un zombie, porque el contrato ya está muerto antes de firmarse.

‘Contratos cerilla’

Otro indicador que muestra el desastre en materia de precariedad originado por la reforma de Yolanda Díaz es el de las bajas de los contratos indefinidos. Como ya publicó Libre Mercado, los contratos indefinidos se están transformado en contratos cerilla y la prueba está en que las bajas en marzo de 2023 se dispararon un 116% comparado con el mismo mes de 2022. Además, para colmo, la primera causa de baja en la Seguridad Social fue el pase a la inactividad de aquellos que tienen un contrato de fijo discontinuo, que se ha incrementado en un 235% con respecto a las que se producían en 2022.

Con los datos de la Seguridad Social de abril a los que ha tenido acceso este periódico, se confirma la tendencia de que los contratos indefinidos cada vez duran menos o se rescinden en mayor número. Así, en el cuarto mes del año, las bajas de los contratos fijos se dispararon un 70% un año antes y el pase a la inactividad de aquellos que tienen un contrato fijo discontinuo se elevó más de un 106%.

Las personas que no pasan el periodo de prueba

"Su contrato ha finalizado. No ha superado el periodo de prueba". En el último año, esta frase se ha multiplicado en los departamentos de Recursos Humanos del país. Como la ministra de Trabajo ha puesto importantes trabas al contrato temporal en su norma, las empresas están viendo en el "periodo de prueba" la tabla de salvación para poder tener empleados en plantilla por un periodo corto de tiempo. Da igual que el empleado en cuestión haya cumplido correctamente con sus tareas: prescindirán de él antes de tener que hacerle fijo porque no pueden hacerle temporal (o les sale más caro).

Según los últimos datos de la Seguridad Social correspondientes al mes de abril, el número de personas indefinidas que causan baja por no superar el período de prueba se multiplicó más de un 51%, aunque esta variable llegó a dispararse la friolera de un 900% el año pasado.

Récord de ocupación con el PIB sin recuperarse

El Gobierno ha celebrado eufórico que el mercado laboral haya alcanzado el récord de 20,8 millones de ocupados en nuestro país. Es uno de sus grandes eslóganes económicos. Sin embargo, que se haya dado esa cifra sin que el PIB nacional todavía haya recuperado la riqueza perdida por la pandemia del coronavirus significa que cada trabajador produce menos. Es decir, que nuestro país habría perdido productividad.

La disminución de las horas trabajadas también corrobora esta teoría. Si tomamos como referencia el primer trimestre de 2019, en ese periodo la población española ocupada acumuló un total de 639 millones de horas semanales trabajadas. Sin embargo, en el primer trimestre de 2023 han sido 661 millones, tal y como muestran los últimos datos de la EPA y la siguiente tabla de Infojobs.

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Pese a que, a priori, la cifra sea más alta, esas 639 millones de horas del primer trimestre de 2019 corresponden a 19,5 millones de personas ocupadas, que eran las que había al término de 2019. Sin embargo, las 661 millones de horas trabajadas semanalmente durante el primer trimestre de este año se han repartido entre 20,5 millones de personas. Es decir, en comparación con el trimestre equivalente de 2019, el primer trimestre de 2023 arroja una ocupación un 5% más alta y mientras que la productividad —representada en horas trabajadas—, solo ha aumentado un 3,5%.

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