Mientras las vacas confinadas en Castilla y León por culpa de la tuberculosis han copado esta semana buena parte de los titulares, miles de ovejas trashumantes procedentes de distintos puntos de España viven una situación parecida en Castilla-La Mancha debido a los brotes de viruela ovina desatados en esta comunidad, pero con un agravante: a pesar de estar sanas, el Gobierno de García-Page no las deja salir de la región, por lo que se ven obligadas a continuar en unas tierras donde, desde hace meses, no hay ni hierba ni agua por culpa de la sequía.
"Las están condenando a muerte. Mis ovejas no tienen viruela, porque, además, lo nuestro es extensivo y en extensivo no se ha dado ningún solo caso, pero se están muriendo por seguir aquí en estas condiciones y yo ya estoy arruinada", lamenta Isabel Aguilar, una ganadera de la Sierra de Albarracín (Teruel), atrapada el valle de Alcudia, concretamente en el municipio de Mestanza, en la provincia de Ciudad Real. Junto a ella, otras siete familias de ganaderos trashumantes que acumulan un total de 15.000 ovejas. El ejecutivo regional se escuda en que el confinamiento es un mandato de la Unión Europea. Sin embargo, los sindicatos desmienten que la directiva sea de obligado cumplimiento y, en todo caso, reclaman a Page que les defienda ante las instituciones comunitarias, algo a lo que se comprometió hace mes y medio.
"Nos han ido dando largas, dándonos a entender que ya estaban en contacto y ahora resulta que nos dicen que todavía están elaborando el protocolo para enviar a Bruselas. Es decir, que se han estado riendo de nosotros. Nos han engañado y, mientras tanto, nosotros estamos arruinados y viendo morir a nuestros animales", denuncia esta ganadera aragonesa, que no duda en personalizar la gran crisis que existe en el sector en el presidente castellano manchego: "Es un sinvergüenza y Castilla-La Mancha es la comunidad que peor funciona en este sentido en España. Si tuviera una familia que mantener como yo y estuviera en mi situación, a ver lo que hacía. Y si no tuviera nada que comer, ni fruta, ni verduras, ni carne, ni nada, a lo mejor las cosas cambiarían, pero claro, como va a los restaurantes y le ponen de lo bueno lo mejor, pues nada".
Ganaderos arruinados y ovejas al límite
Como cada año, ganaderos trashumantes de diferentes puntos de España llegan en noviembre a Castilla-La Mancha para regresar a sus lugares de origen a finales de mayo. Este año, incluso pretendían haberlo hecho antes debido a la sequía, por lo que el confinamiento les ha pillado sin fincas y sin recursos. "Mi contrato se acababa el día 1 y el dueño nos está dejando unos días, pero aquí están metidos mis animales, los suyos… Y nos tenemos que ir. Y además es que el campo está fatal. Todo es tierra y llevamos meses alimentando al ganado a base de paja y pienso, asumiendo unos gastos increíbles y de verdad que yo ya no puedo más. Estoy literalmente arruinada", confiesa Isabel.
Según explica, gasta un camión de pienso por semana a razón de 2.000 euros cada uno, cantidad a la que hay que sumar lo que le cuesta la paja, que este año está "a precio de oro", y el agua. "Y que tengamos que estar aquí en estas condiciones cuando en Teruel mis ovejas podrían comer hierba… Es terrible -insiste esta ganadera a la que apenas le quedan fuerzas -. De verdad que ya estamos desesperados. Nos está afectando a la salud y a todo. Mis animales son mi pan y yo tengo dos hijos a los que mantener. Si a mí se me mueren los animales, ¿dentro de x meses, de qué vivo? Porque ver morir a los animales es muy duro y ver llorar a tus hijos, también".
Políticos que "no saben nada de animales"
Las restricciones propuestas por la UE se extienden hasta el 30 de julio, por lo que, visto lo visto, los ganaderos están convencidos de que la estrategia de Page no es otra que darles largas y lavarse las manos: "Les da igual que les digas que tus animales se están muriendo, que no tienes dinero… Les da igual, y ya últimamente ni nos contestan a los correos". A su juicio, el problema es que ni en el Ministerio ni en la Consejería del ramo hay políticos que antes se hayan dedicado al campo: "Los que de verdad deberían estar en esos puestos son ganaderos que entiendan los problemas que tenemos, no gente que no sabe nada de animales".
Y para muestra, un botón: "El año pasado, después de 25 años dedicados a esto, nos obligaron a mi marido a mí a hacer un curso de bienestar animal que nos costó 300 euros a cada uno y lo único que aprendimos, porque el profesor no tenía ni idea, es que al ganado no hay que estresarlo. Y digo yo… ¿Dónde están ahora los de Bienestar Animal? Que vengan aquí a ver cómo están mis ovejas, que están desquiciadas porque llevan meses sin comer hierba verde, están hartas del pienso y de todo y solo quieren salir de aquí. ¿Esto no es estresarlas?".
SOS a García-Page
Con todo, Isabel no entiende por qué no les dejan salir. "Con el Covid nos dejaron movernos, ¿y por qué ahora no? -se pregunta indignada-. Mis ovejas están sanas y no veo el problema de subirlas a un camión desinfectado, que se va a precintar y de donde no se van a mover hasta llegar a Teruel. Al final, nos van a obligar a hacerlo como los maquis o Curro Jimenez, de noche y a escondidas, y si nos para el Seprona, que se las queden ellos, a ver qué hacen".
Por ahora, lo único a lo que se ha comprometido el Gobierno de García-Page es a facilitarles pienso para tratar de aminorar sus pérdidas. Sin embargo, de eso han pasado ya unos días y, al cierre de esta noticia, los ganaderos siguen sin recibir la comida prometida. "Nosotros lo único que pedimos es que nos dejen irnos a nuestra casa. Yo llevo sin ver a un hijo mío desde noviembre y yo solamente quiero irme a mi casa -insiste desesperada Isabel-. A mí ya me da igual que me den que no me den, si yo ya estoy arruinada... Pero, por favor, que me dejen irme a mi casa".