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Manuel Fernández Ordóñez

La luz será más cara. Y punto

El cambio del Gobierno reduce enormemente la volatilidad, puesto que el mercado de futuros arroja precios más estables que el mercado diario, pero a cambio los precios serán mayores.

El cambio del Gobierno reduce enormemente la volatilidad, puesto que el mercado de futuros arroja precios más estables que el mercado diario, pero a cambio los precios serán mayores.
La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera | EFE

En España, un consumidor de electricidad puede tener básicamente dos modalidades de tarifa eléctrica: o bien está en el mercado libre, o bien está en el mercado regulado en una tarifa que se llama Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC). En el mercado libre, uno tiene la tarifa que haya negociado con su empresa comercializadora, habiendo ofertas y variedades para todos los gustos. El PVPC, en cambio, es un precio regulado por el gobierno y que todas las comercializadoras (las que lo pueden ofrecer) tienen que vender al mismo precio.

La tarifa PVPC tiene varias particularidades, siendo la más llamativa que está indexada al mercado mayorista de electricidad. Esto quiere decir que reproduce exactamente el comportamiento del mercado mayorista. Si éste sube, el precio PVPC sube y viceversa. Además, este precio cambia veinticuatro veces en un día, puesto que tenemos un precio diferente para cada hora del día. Por tanto, es muy difícil planificar el consumo porque tienes que estar pendiente de los precios de manera diaria, para saber cuáles son las horas más baratas de cada día.

Además de todo esto, tener una tarifa PVPC es un requisito imprescindible para poder acceder al bono social de electricidad. Esto es, las ayudas que da el gobierno para los consumidores vulnerables, los que están en riesgo de exclusión social y las familias numerosas. Esta tarifa funcionó muy bien durante años, siendo imbatible para los contratos del mercado libre. Más de 11 millones de contratos estábamos en PVPC porque, simplemente, no había nada más barato. Pero eso cambió unos meses antes de la invasión de Rusia a Ucrania.

Allá por la primavera de 2021, los precios del gas comenzaron a subir en los mercados, lo cual empujó al alza los precios del mercado mayorista de electricidad y, por tanto, el PVPC. Unos pocos meses después, la situación se había hecho insostenible y los clientes que todavía seguían en PVPC estaban pagando unos precios altísimos y con una volatilidad atroz. Entre ellos, los más vulnerables de España, que estaban secuestrados por la legislación. No olviden aquella famosa afirmación de Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, cuando dijo: "solo los tontos siguen en PVPC".

Ante la escalada de precios de la electricidad, el gobierno se vio obligado a actuar interviniendo el sistema eléctrico. Una de las muchas medidas fue la excepción Ibérica del gas, que cabalgaba la distopía de "subvencionar" el gas en España mientras, a la vez, se le ponían impuestos en Europa. Bruselas dio el visto bueno a este mecanismo, pero exigió a cambio al gobierno de España que modificara las tarifas PVPC para reducir su exposición al mercado mayorista y, por tanto, la enorme volatilidad y altos precios. Le dio un plazo para hacerlo, plazo que nuestro gobierno ha incumplido sistemáticamente durante meses. Ya saben que Bruselas se utiliza como coartada cuando uno no quiere hacer algo mientras se permite el lujo de no hacer aquello que realmente te han ordenado que hagas. ¿Recuerdan cuando no se podía bajar el IVA de las mascarillas porque lo prohibía Europa? ¿Y cuando no se podía bajar el IVA de la luz porque lo prohibía Europa?

Así han estado mareando la perdiz hasta esta semana, cuando finalmente se han dignado a cumplir lo exigido por Bruselas. ¿Y en qué consiste este nuevo modelo de tarifa? Se ha propuesto una reducción paulatina de la exposición del PVPC al mercado spot, basándose en el mercado de futuros para fijar el precio. Esto reduce enormemente la volatilidad, puesto que el mercado de futuros arroja precios más estables que el mercado diario, pero a cambio los precios serán mayores. No nos lo estamos inventando, así lo afirmó la propia ministra Teresa Ribera cuando compareció para anunciar estas nuevas medidas.

Lo de siempre, en definitiva. Parche tras parche con medidas a corto plazo que no solucionan los problemas de raíz del sistema eléctrico: una alta intervención y una presión fiscal insostenible que originan que aproximadamente la mitad del precio de electricidad sean costes políticos que nada tienen que ver con el hecho de producir electricidad y llevarla hasta nuestras casas. Impuestos duplicados a productores, impuestos inconstitucionales, impuestos que utilizan el medioambiente como excusa recaudatoria, impuestos arbitrarios que gravan determinadas tecnologías por motivos ideológicos, decisiones de política territorial que se pagan en la factura de la luz, impuestos especiales sobre un bien que únicamente genera bienestar, IVA que graba múltiples impuestos que hay incluidos en la tarifa (hay hasta tributación triple)… todo ello fruto de una técnica legislativa digna de estudio por su asombrosa deficiencia.

No en vano pagamos una de las tarifas eléctricas más caras de Europa. Pagamos la electricidad un 20% más cara que en Suecia. Allí tienen un salario medio de 47.000 € anuales, mientras que aquí es de 28.000 € anuales. De la pobreza energética no se acuerda ya nadie, aunque en realidad aumentara un 50% en un año. Pero no se preocupen, que todo va bien. Todo va perfecto. Total, ahora empieza el culebrón veraniego de Mbappé y estaremos todos entretenidos. Pan y circo. Circulen.

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