La democracia directa suiza sigue generando titulares por los interesantes resultados de sus consultas populares. Esta semana ha trascendido el resultado de un referéndum celebrado en la ciudad de Ginebra que ha servido para tumbar una propuesta que pretendía introducir un Impuesto de Patrimonio sobre el 1% más rico de los habitantes de la segunda localidad más grande del país.
Una coalición de legisladores, sindicalistas y activistas de izquierdas llevó a las urnas esta propuesta, que pretendía aplicar un recargo del 0,5% sobre el patrimonio de aquellos contribuyentes que declaran bienes por más de 3,1 millones de euros. Las patronales empresariales de la ciudad reaccionaron casi de inmediato, advirtiendo de posibles traslados a otras jurisdicciones del país helvético y de la consecuente caída de la recaudación derivada de tales medidas.
El fiasco de Noruega, encima de la mesa
El debate sobre la propuesta ha estado directamente influido por lo ocurrido en Noruega, donde el actual gobierno socialdemócrata aprobó recientemente una subida del Impuesto sobre el Patrimonio que ha acabado resultando en la pérdida de 50 millones de euros de ingresos fiscales, frente al aumento recaudatorio de 12 millones que había anunciado el Ejecutivo.
Asimismo, la subida del Impuesto sobre el Patrimonio en Noruega ha desatado la fuga de decenas de grandes fortunas por valor de 3.000 millones. De hecho, muchos de estos millonarios pusieron rumbo a Suiza, donde esta consulta reforzará el modelo de impuestos bajos que ha venido desarrollando el país alpino desde hace décadas.
Más de 15.500 euros al año
En Ginebra hay cerca de medio millón de habitantes. Se estima que algo menos de 20.000 son grandes patrimonios y que el recargo sometido a referéndum habría afectado a una horquilla comprendida entre 4.000 y 10.000 personas. Los pagos fiscales derivados de la eventual aprobación de la propuesta habrían empezado en el entorno de los 15.500 euros anuales.
Sin embargo, los votantes de Ginebra han rechazado la propuesta, con un 55% de sufragios en contra de la misma. No es la primera vez que ocurre algo así en el país helvético. En 2010, el 59% del electorado suizo se opuso a la adopción de un paquete de subidas fiscales centradas en reforzar los impuestos aplicados a las rentas altas y los grandes patrimonios. En 2016, una consulta vinculante resultó en un rechazo del 78% a la imposición de un modelo de "renta básica universal". Más recientemente, en 2021, el 65% de los votantes rechazaron una medida similar, esta vez centrada en subir la fiscalidad de las rentas del capital.