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España ha perdido 18.500 agricultores y ganaderos autónomos en los últimos siete años

Cada año unos 2.600 agricultores autónomos cierran sus explotaciones por la pérdida de rentabilidad y el exceso de burocracia.

Cada año unos 2.600 agricultores autónomos cierran sus explotaciones por la pérdida de rentabilidad y el exceso de burocracia.
Cada año se pierden 2.500 autónomos agrarios. | Alamy

Cada año, una media de 2.600 autónomos españoles del sector agrario cierran sus explotaciones. Esto es algo que viene sucediendo desde que existen registros en las estadísticas del Ministerio de Trabajo, es decir, al menos desde el año 2016. El sector agroalimentario español se encuentra en un momento crítico que nos aboca irremediablemente a la pérdida de la seguridad alimentaria y a la dependencia de terceros países, además de la práctica desaparición de la España rural.

Ahora mismo hay un total de 220.113 agricultores y ganaderos autónomos, según las estadísticas de trabajadores autónomos elaborada por el Ministerio de Trabajo a fecha del primer trimestre de 2023, el último dato disponible. La cifra queda muy lejos de los 235.451 autónomos agrónomos registrados en el mismo periodo de 2016, lo que supone una pérdida de 18.500 personas dedicadas al sector primario por cuenta propia en apenas siete años.

"La gente se jubila y no hay relevo generacional. En los últimos años se ha paralizado mucho la incorporación de jóvenes al mundo rural, que prefieren emigrar para incorporarse a otros sectores", explica Daniel Ruiz, portavoz de la plataforma SOS Rural. "A esto hay que incluir la pérdida de la rentabilidad de muchas explotaciones, cuya continuidad se está viendo muy comprometida por el incremento de los costes", añade Ruiz.

Esa pérdida de rentabilidad que obliga a los trabajadores agrónomos autónomos a cerrar sus explotaciones, se suman las inclemencias meteorológicas, con estos dos últimos años marcados por la sequía. "La situación en algunas partes está siendo dramática, con zonas que llevan dos años sin una dotación normal de agua", recuerda Ruiz.

"Las administraciones deben actuar para que los costes sean más razonables empezando por el tema de la disponibilidad del agua. Desde hace muchas décadas, en España no se ejecutan obras hidráulicas para garantizar este recurso a un precio asumible", denuncia Ruiz, que pone como ejemplo las desaladoras de la zona de Almería o Alicante: "Ahora mismo, un metro cúbico de agua desalada cuesta cinco veces más energía que un metro cúbico de agua procedente del río Segura o del río Tajo".

Las "apisonadoras" legislativas

Otra de las causas que desincentiva la incorporación de nuevos autónomos a la actividad agraria se debe en buena parte a la inestabilidad legislativa, la mayoría motivada por cuestiones medioambientales y de bienestar animal. Las leyes cambian cada poco tiempo, así que en muchos casos los agricultores y ganaderos tienen que realizar nuevas inversiones en sus explotaciones cuando aún no han podido amortizar las anteriores.

"Por cuestiones burocráticas y normativas, el incremento de costes se hace mayor y la rentabilidad desaparece. Al final, el agricultor incluso llega a sentirse perseguido, que es como nos sentimos muchos de los que estamos en el medio rural. Así que mucha gente se desanima y lo deja", explica Ruiz.

"Las autonomías, los ayuntamientos, el Gobierno central y Europa… son muchas apisonadoras legislativas las que tenemos detrás y, desde luego, prácticamente ninguna hace nada por facilitar la vida a los profesionales del mundo rural sino todo lo contrario". Además, añade Ruiz, "las políticas que llegan desde Europa, como la estrategia ‘del campo a la mesa’, también nos están esquilmando porque tenemos que producir menos para abastecer a más personas. Esto es totalmente incompatible".

Alimentos más caros

La situación general del empleo en el sector agrónomo, para los autónomos y para los contratados por cuenta ajena, es sumamente preocupante. Y aunque el Gobierno presuma del descenso del paro en el sector primario, la verdadera realidad es que cada vez menos españoles quieren cultivar o mantener una explotación ganadera. Así que, aunque el paro haya descendido un 6,16% en el último año según la EPA del tercer trimestre, la ocupación también ha bajado un 5,02% desde 2022 hasta situarse ahora mismo en 749.700 personas.

Según Ruiz, de SOS Rural, ya estamos viendo las consecuencias de esta tendencia: "Cada vez tenemos menos garantías de suministro de productos de calidad, cercanos y a un precio razonable y no a precios astronómicos como se está viendo este verano con la sandía o el melón, entre otros productos". También alerta Ruiz de, con la pérdida de cuota de mercado de producto nacional, "cada vez seremos más dependientes de productos foráneos traídos de otros países sin control sobre la cantidad o los precios".

Mientras tanto, los agricultores y ganaderos siguen desapareciendo y "con estas administraciones públicas no tenemos ninguna garantía de que esto vaya a revertirse a corto plazo porque, de momento, nadie en el sector es optimista con respecto a un cambio en la percepción de la importancia que tiene el sector primario en la economía española y a nivel social, porque esto también implicará que la España rural se vacíe", señala Ruiz.

"El sector primario debe volver a ser punta de lanza de la economía en España porque tenemos los mejores profesionales, el clima y las condiciones necesarias para tener los cultivos más eficientes y de más calidad de toda Europa y prácticamente de todo el mundo. No podemos dilapidar este patrimonio", insiste Ruiz.

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