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La propuesta de Milei para Argentina salvó a Ecuador de la inflación: el éxito de la dolarización

El país andino rozaba la hiperinflación, pero tras adoptar la divisa estadounidense presenta un marco monetario de lo más estable.

El país andino rozaba la hiperinflación, pero tras adoptar la divisa estadounidense presenta un marco monetario de lo más estable.
Javier Milei interviene en un acto de campaña en Buenos Aires. | EFE

La candidatura de Javier Milei ha sorprendido al establishment político y mediático argentino. Con independencia del resultado que obtenga el aspirante libertario en las próximas elecciones presidenciales, su campaña ya ha conseguido una verdadera victoria en el plano de las ideas al popularizar entre las masas su propuesta de dolarizar la economía del país del Cono Sur.

Adoptar la divisa estadounidense supondría acabar de un plumazo con el Banco Central argentino. Esto pondría fin a las distintas vías que han venido permitiendo la monetización del gasto público y, en última instancia, limitaría la expansión de la oferta monetaria a la captación de moneda vía exportaciones e inversión. Según los partidarios de la reforma, Argentina pasaría de un ciclo vicioso a uno virtuoso, puesto que la dolarización embridaría el despilfarro del sector público e induciría un crecimiento más ordenado y sostenible, con la estabilidad de precios como meta de referencia.

La experiencia ecuatoriana

Habida cuenta del interés que ha generado la propuesta de la dolarización, vale la pena tomar en cuenta el impacto que ha tenido dicha política en otro país de Hispanoamérica: Ecuador. A finales de los años 90, la república andina abandonó el sucre y adoptó la divisa norteamericana tras una década negra en materia de estabilidad monetaria que llevó al país a un escenario de hiperinflación.

De acuerdo con las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística de Ecuador, la tasa anual de inflación alcanzó el 49,52% en 1990, el 48,98% en 1991, el 60,22% en 1992, el 30,96% en 1993, el 25,38% en 1994, el 22,77% en 1995, el 25,62% en 1996, el 30,67% en 1997, el 43,40% en 1998 y el 60,71% en 1999. La moneda del país norteamericano se introduce formalmente en el año 2000, cuando la subida de precios llegaba al 91%.

Desde entonces, y a pesar de que Ecuador ha sido un país caracterizado por la mala gestión económica de sus sucesivos gobiernos, lo cierto es que los precios se han reducido de forma muy sustancial, hasta el punto de que ni siquiera la aplicación del socialismo bolivariano bajo gobierno de Rafael Correa produjo el desastre de precios que se ha venido dando en Argentina o Venezuela.

Así, las tasas anuales de inflación de Ecuador han sido del 22,44% en 2001, del 9,36% en 2002, del 6,07% en 2003, del 1,95% en 2004, del 3,14% en 2005, del 2,87% en 2006, del 3,32% en 2007, del 8,83% en 2008, del 4,31% en 2009, del 3,53% en 2010, del 5,41% en 2011, del 4,16% en 2012, del 2,70% en 2013, del 3,67% en 2014, del 3,38% en 2015, del 1,12% en 2016 o del -0,2% en 2017.

Lo vemos en el siguiente gráfico:

dolarizacionecuador-caida-inflacion-precios.jpg

Aunque el anterior gráfico cubre el periodo 1990-2017, la misma fuente estadística nos permite ampliar el foco para medir la evolución de los precios durante el último lustro. Así, la tasa anual de inflación fue del 0,2% en 2018, del -0,1% en 2019, del -0,9% en 2020, del 1,94% en 2021 y del 3,74% en 2022. Se observa, pues, un cambio muy a mejor desde que el dólar pasó a ser la moneda de curso legal y la política monetaria quedó por completo arrancada de las autoridades nacionales.

Una reforma de calado

La experiencia ecuatoriana pone de manifiesto que la dolarización puede contribuir a revertir de forma significativa la inercia inflacionista, especialmente en países donde el grueso de la población se ha acostumbrado ya a ahorrar en divisa extranjera siempre que sea posible. Así las cosas, y habida cuenta del nefasto bagaje que ha dejado la gestión económica de los sucesivos gobiernos argentinos, la dolarización parece un camino muy recomendable que, probablemente, se termine imponiendo en el país del Cono Sur y en otras economías de la región, como Venezuela.

El caso de Ecuador no es el único que se puede referir a la hora de comentar este tipo de política. En la República de El Salvador también se adoptó el dólar, divisa que lleva más de un siglo dominando las relaciones económicas en Panamá. En clave europea, el caso de Montenegro es también llamativo, puesto que viene empleando el euro desde hace dos décadas sin formar parte de la Unión Europea o la Eurozona.

Eso sí: la dolarización puede resolver el problema de la inflación y, de forma indirecta, puede inducir una mayor disciplina fiscal y una mayor contención del gasto público, pero el aumento del crecimiento depende de otras variables de política económica que no se pueden descuidar, caso de las rebajas tributarias o las medidas de desregulación.

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