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Las trampas, falacias y manipulaciones del nuevo ataque a los ricos de Yolanda Díaz

La vicepresidenta del gobierno sigue de espaldas a la realidad, instalada en el populismo fiscal propio de la izquierda más rancia.

La vicepresidenta del gobierno sigue de espaldas a la realidad, instalada en el populismo fiscal propio de la izquierda más rancia.
Yolanda Díaz sigue su campaña contra los ricos. | EFE

La vicepresidenta del gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, sigue agitando el populismo fiscal y esparciendo odio contra los ricos. Esta misma semana, la dirigente comunista imitó a la congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez y divulgó un vídeo en el que un promotor inmobiliario australiano lamenta la caída de la productividad de sus trabajadores.

El empresario en cuestión, Tim Gurner, hizo las siguientes declaraciones:

"Después del COVID, hemos experimentado un cambio sistémico por el cual parecería que los trabajadores creen que las empresas deben sentirse tremendamente afortunadas de contar con ellos. Esa dinámica debe cambiar, hay que acabar con esa actitud que está dañando la economía. Es evidente que se está produciendo una caída de la productividad. Estamos pagando sueldos mucho más altos y no tenemos los resultados deseados. Quizá el desempleo tiene que subir al 40% o al 50% para que decaiga esa arrogancia y las cosas vuelvan a la normalidad".

Yolanda Díaz respondió al discurso de Gurner compartiendo un mensaje de un portal sindical y añadiendo como coletilla "Tax the rich!", tres palabras con las que insiste en la necesidad de subir los impuestos a los ricos y, de nuevo, imita el discurso de políticos como Alexandria Ocasio-Cortez. Indudablemente, lo más llamativo de su posicionamiento es eso: la falta de originalidad intelectual que lleva a la vicepresidenta y a otros líderes de Sumar como Mónica García a copiar a otros políticos de extrema izquierda, caso de la congresista norteamericana. Por el camino, Díaz llega incluso al extremo de expresarse en un idioma que desconoce por completo, como ya demostró recientemente en una rueda de prensa en la que enmudeció cuando se le formuló una pregunta en inglés.

Pero, puestos a entrar en el debate, ¿acaso no tiene sentido preguntarse primero si las críticas de Gurner tienen algún tipo de fundamento? Si la vicepresidenta del gobierno hubiese hecho ese ejercicio, encontraría que, de acuerdo con los datos que ha publicado la Reserva Federal de Australia, la productividad de los trabajadores australianos está prácticamente estancada y apenas ha mejorado a una tasa media del 1,1% a lo largo de los cinco últimos años. Al ritmo actual, serían precisos 64 años para duplicar el tamaño de la economía australiana, mientras que la productividad media de las seis décadas anteriores haría que dicho calendario se acortase hasta los 39 años. Por lo tanto, más allá de la retórica empleada por Gurner, lo cierto es que las cifras avalan por completo su discurso.

De igual manera, parece un tanto absurdo que Díaz responda a un debate sobre la productividad de los trabajadores con un alegato fiscal. Es más, sus palabras revelan que la manera en que concibe los impuestos no tiene nada que ver con la eficiencia recaudatoria y la obtención de caudales públicos, puesto que su llamado a elevar la presión tributaria que soportan "los ricos" sería, más bien, una forma de castigo contra aquellos que tienen más dinero y no comparten su visión económica, social o política. Esta filosofía encaja con la situación que vive España: la recaudación está en niveles récord y, aún así, el gobierno sigue aumentando los impuestos, que ya ha aumentado en 54 ocasiones.

Asimismo, no podemos ignorar que los ricos ya pagan muchos impuestos tanto en Australia como en España, de modo que la pretendida indignación de la vicepresidenta choca con la evidencia disponible. En el país oceánico, el 1% que más gana aporta el 18% de lo recaudado por IRPF, mientras que el 3% de mayor renta genera el 28% y el 10% de mayores ingresos deja el 44% de la caja obtenida por esta vía. En el caso español, las cifras son muy parecidas y, de hecho, el 0,5% de mayores ingresos (más de 150.000 euros) aporta el 16-17% de los ingresos por IRPF. A esto hay que sumarle el hecho de que somos el único país de la Unión Europea que sigue gravando la riqueza con el Impuesto sobre el Patrimonio, al que habría que sumar el Impuesto Temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas. Por otro lado, en los últimos años se han aumentado los tramos superiores del IRPF tanto para las rentas del trabajo (llegando a superar el 50% en algunas comunidades autónomas) como las del ahorro (con tasas que figuran entre las más altas de Europa), a lo que habría que añadir otras medidas como la agresiva reducción de la desgravación por aportaciones a planes de pensiones (de 8.000 a 1.000 euros). De modo que la fiscalidad de los ricos ya ha sido enormemente endurecida.

De modo que Yolanda Díaz está totalmente alejada de la realidad, ignora las circunstancias económicas y fiscales tanto de Australia como de España y no tiene más imaginación política que limitarse a copiar el discurso de Alexandria Ocasio-Cortez, por mucho que las palabras de la congresista estadounidense carezcan de sentido y validez alguna.

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