Las transferencias de renta dedicadas a la "cohesión territorial" siguen elevando de forma significativa el gasto anual de las instituciones europeas. De cara al periodo 2021-2027, los fondos estructurales consignados por Bruselas a esta cuestión alcanzarán los 392.000 millones de euros. Sin embargo, lejos de generar entusiasmo, este problema está cada vez más cuestionado y discutido.
Recientemente, uno de los economistas más prestigiosos de nuestro país, Fernando Fernández-Villaverde (FFV) se ha referido a esta cuestión al calor de un estudio que ha coordinado y que aborda la brecha de prosperidad existente entre el Norte y el Sur de Italia. El profesor de la Universidad de Pennsylvania y sus compañeros explican en su documento que el país transalpino "ha invertido de forma notable y desde hace décadas en este tipo de políticas de cohesión y desarrollo territorial", obteniendo resultados que no solamente son decepcionantes, sino que incluso se pueden considerar "contraproducentes".
El documento elaborado por FFV utiliza un enfoque macroeconómico y analiza todo tipo de indicadores de desarrollo del Norte y del Sur. A través de distintas técnicas de análisis y estudio económico, los académicos detectan que "las transferencias fiscales de unas regiones a otras contribuyen significativamente a la generación de diferencias de renta entre unos y otros territorios". Es más: el trabajo impulsado por FFV encuentra que "la brecha de producción Norte/Sur se reduciría en un cuarto si no se aplicase este tipo de transferencias".
La balanza por habitante que arroja el estudio del impacto que tiene este tipo de programas de gasto arroja conclusiones llamativas. Así, mientras que los ciudadanos del Norte de Italia estarían realizando una aportación fiscal neta de hasta 6.000 euros, en las zonas del Sur se daría el fenómeno inverso y el saldo de dinero público percibido ascendería a 6.000 euros por habitante en virtud de estos programas redistributivos. Lo vemos en el siguiente gráfico:
No hay que olvidar, además, que las diferencias Norte/Sur se estaban reduciendo hasta el arranque de los programas de "cohesión territorial" que se han desarrollado tanto a nivel nacional como en el plano europeo. Así, frente a la tendencia a menos que exhibió este indicador desde 1870 hasta 1950, los años 60 supusieron un nuevo rebote y el periodo comprendido entre 1970 y 2010 supuso un claro enquistamiento de las diferencias regionales, que se han mantenido prácticamente inalteradas en los últimos años.
La UE, por el mismo camino
Partiendo del ejemplo italiano, FFV y sus colaboradores amplían el debate a nivel europeo y se preguntan "si los 392.000 millones de euros que va a gastar la Unión Europea en este mismo tipo de política entre 2021-2027 va a marcar alguna diferencia". A este respecto, señalan que la experiencia del país transalpino "arroja dudas sobre la eficacia que tiene la aplicación de este tipo de programas regionales por sí mismos".
No en vano, el estudio del caso italiano que han realizado FFV y demás académicos revela que el 70% de las diferencias regionales se explica por las diferencias de productividad, que suman el 45% de la brecha, y por el efecto contraproducente que tienen las transferencias, que suponen el 25% del gap.