Soplan malos tiempos para los contribuyentes. España desciende al puesto 31 en el último Índice Internacional de Competitividad Fiscal, de un total de 38 países analizados, miembros de la OCDE, el grupo que aglutina a las economías más ricas del planeta.
En la edición 2023, que acaba de ser publicada por la prestigiosa Tax Foundation, España escala un puesto debido al deterioro de otros países, pero empeora su nota global en 0,7 puntos. Tan sólo supera en competitividad fiscal a Colombia, que cierra la tabla, Italia, Francia, Chile, Portugal Polonia e Islandia.
Además, si se compara con 2019, cuando arranca el presente mandato de Pedro Sánchez, la economía nacional se hunde del puesto 23 al 31, experimentando así uno de los mayores descensos en este particular ránking, tan sólo superado por Irlanda, que pasa del 17 al 28, e Islandia, que baja del 22 al 32.
Por el contrario, Estonia vuelve a ser, por décimo año consecutivo, el país con el régimen fiscal más competitivo de la OCDE, seguido de Letonia, Nueva Zelanda, Suiza y República Checa en el top 5. Este índice calcula en qué medida el sistema tributario de un país contribuye a la competitividad económica y a la neutralidad fiscal, evitando distorsiones que ahuyenten la inversión, perjudicando con ello el crecimiento y la creación de riqueza.
España, una vez más, sale muy mal parada. Ocupa el puesto 31 de la OCDE, pero ostenta la peor fiscalidad sobre la propiedad (37), tan sólo superada por Italia; el puesto 33 en tributación sobre Sociedades; el 19 en consumo; y el 17 en renta. España empeora, pues, en todas las variables analizadas desde 2019.
Estonia destaca por aplicar una tarifa plana del 20% en el IRPF, que exime, además, los ingresos por dividendos; un Impuesto de Sociedades del 20% que sólo se aplica sobre los beneficios distribuidos; un impuesto a la propiedad que sólo afecta al valor del suelo y no a los bienes inmuebles o el capital; y un sistema que exime de impuestos el 100% de las ganancias empresariales obtenidas en el extranjero.
Colombia se sitúa en el lado opuesto de la tabla, con el sistema tributario menos competitivo de la OCDE, debido a su elevada fiscalidad sobre la riqueza, las transacciones financieras y los beneficios empresariales (35%).
De este modo, España no sólo es ya uno de los países con los peores impuestos de la OCDE, tras desplomarse ocho puestos en el ranking internacional bajo el Gobierno de Sánchez, sino que, además, por esta misma razón, avanza sin pausa hacia el particular grupo de infiernos fiscales dentro del mundo rico.
La economía nacional está a un paso de entrar en la lista negra de empresas e inversores por su perjudicial y abusivo modelo fiscal. De los 38 países de la OCDE, tan sólo México es calificado como tal, según el Índice de Infiernos Fiscales 2023 que elabora la Fundación 1841. A continuación, se sitúan en zona de alto riesgo Grecia, Italia, Colombia y Hungría.
Y el siguiente país rico en la tabla es España, que, de continuar por esta senda, acabará formando parte de los infiernos fiscales de la OCDE. Hoy, según este índice, ya posee el sexto peor sistema tributario de las economías desarrolladas. Y todo apunta a que seguirá bajando, a la vista de las nuevas subidas de impuestos que pretende poner en marcha el Gobierno de PSOE y Podemos durante la presente legislatura.
Los infiernos fiscales del planeta son, por este orden: Bielorrusia, Venezuela, Argentina, Ucrania, Brasil, México, Bolivia, Nicaragua, Rusia, Surinam, Honduras, El Salvador y Haití.