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Manuel Fernández Ordóñez

¿Para qué instalar paneles solares? Energía, presocráticos y falacias

Las tecnologías son necesarias y sabemos que las falacias son para la política y que no podemos permitirnos el lujo de argumentos de unicornio.

Las tecnologías son necesarias y sabemos que las falacias son para la política y que no podemos permitirnos el lujo de argumentos de unicornio.
Paneles solares. | Unsplash

¿Les gusta la Filosofía? A mí me fascina. Me resulta especialmente asombroso el gran cambio de paradigma que resultó del abandono de los mitos como explicación formal del mundo, pasando a tratar de explicar la naturaleza sin recurrir a argumentos externos a la misma. El periodo que comprende la aparición de los primeros presocráticos hasta Aristóteles me parece una de las eras más intelectualmente motivantes de la historia de la humanidad.

Coetáneo al gran filósofo macedonio encontramos a Eubulides de Mileto, que vivió en el siglo IV a.C. y nos dejó reflexiones de absoluta vigencia en la actualidad. Una de ellas es la llamada Paradoja de Sorites o falacia del continuo. Consiste en lo siguiente: "¿Tres granos de trigo son un montón de trigo? -No. -¿Y si añadimos otro grano? -Sigue sin ser un montón. - ¿Y si añadimos otro? – Tampoco lo es". Por tanto, nunca tendremos un montón de trigo si añadimos los granos uno a uno. Otro ejemplo puede ser: "Si a una persona con mucho pelo se le arranca uno, ¿es calva? -No. ¿Y si después le arranco otro? -Tampoco." ¿Entonces nunca será calva si le arranco los pelos uno a uno?

Esta falacia la encontramos de manera cotidiana en muchas argumentaciones. Por ejemplo, cuando se cerró la central nuclear de Santa María de Garoña, ciertos grupos ecologistas argumentaban que su cierre no era significativo. Que esta central era totalmente prescindible porque "únicamente producía el 2,5% de la electricidad de España". Siguiendo el argumento, ahora podemos cerrar Almaraz que "únicamente" produce el 5% de la electricidad de España. Y así, las cerramos todas y entonces habremos perdido el 22% de la electricidad de España y un tercio de la electricidad libre de emisiones. Un tercio de la electricidad limpia de nuestro país ya es muy significativo, ¿verdad? La falacia del continuo en todo su esplendor.

Si yo viviera como ellos de la falacia, podría argumentar del siguiente modo. Cada panel solar que se instala produce el 0,0002% de la electricidad de España. Absolutamente irrelevante, ¿verdad? Por tanto, ¿para qué instalar paneles solares? Cada panel solar instalado es totalmente prescindible porque no contribuye en nada al total de la electricidad en nuestro país. Si yo instalo un panel, no se nota. Si instalo dos, tampoco. Si instalo mil, tampoco. ¡Pues dejemos de instalarlos!

Son doblemente mentirosos. Primero por argumentan con falacias. Segundo, porque únicamente las aplican a lo que les interesa. A las centrales nucleares sí, a las energías renovables no. Cuando, en realidad, el argumento es mucho más aplicable a las segundas que a las primeras.

En el mundo real, en el de los profesionales del sector energético, sabemos que todas las tecnologías son necesarias. Sabemos que todo aquello que nos ayude a conseguir una energía limpia y que reduzca nuestra dependencia exterior va en la buena dirección. Sabemos que las falacias son para la política y que en el mundo real no podemos permitirnos el lujo de argumentos de unicornio. Por eso tenemos que seguir instalando todos los paneles solares que podamos, por eso tenemos que seguir instalando toda la energía eólica que podamos, por eso tenemos que desarrollar la tecnología de almacenamiento hasta hacerla asequible y por eso tenemos que mantener en operación nuestras centrales nucleares. Porque la realidad no entiende de falacias y los únicos que las usan son los que quieren vivir a costa de nuestros bolsillos

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