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El campo tiembla con el nuevo reglamento que pretende limitar la inmensa mayoría de recipientes plásticos

Asociaciones agrarias y empresariales denuncian que la nueva normativa es "tan radical" que no les deja margen para adaptarse

Asociaciones agrarias y empresariales denuncian que la nueva normativa es "tan radical" que no les deja margen para adaptarse
El campo se prepara para otro golpe europeo. | Mark Stebnicki

Cuando el campo aún no se ha repuesto del golpe de pérdida de ayudas provocado por los ecoregímenes del Gobierno de Pedro Sánchez y los costes medioambientales, císcales y sociales no dejan de aumentar por orden de la UE o del mismo Ejecutivo nacional, llega un nuevo motivo de temor para los agricultores. El texto remitido a la Comisión ENVI del Parlamento Europeo para el nuevo Reglamento de Envases y Residuos de Envase.

La norma pretende reducir a la mínima expresión el uso de envases de plástico en el campo: desde garrafas de aceite, hasta canastas de fruta o verdura, o meras bolsas o plásticos utilizados en cualquier tipo de recipiente o envase. Toda una cascada de nuevos gastos que deberán soportar unos agricultores exhaustos y que no ven la manera de competir contra una entrada de productos ajenos a la UE que no cumple parte de las exigencias europeas que ellos sí sufren.

"Las asociaciones de la cadena agroalimentaria y la hostelería muestran su preocupación por el cambio radical que plantea en los modelos de gestión de los residuos de envases sin una justificación que demuestre que es la opción más beneficiosa desde el punto de vista medioambiental, social, técnico y económico", explica ASAJA ante el nuevo golpe regulatorio que se les viene encima.

Lo cierto es que ya hay un bloque profesional claro que ha reaccionado ante la tormenta legal que llega: las organizaciones agrarias ASAJA, COAG y UPA, así como las asociaciones empresariales AECOC, ACES, ANGED, ASEDAS, Cooperativas Agro-alimentarias de España, FIAB, HOSTELERÍA DE ESPAÑA, PROMARCA y Marcas de Restauración "consideran que el objetivo del Reglamento debería ser conseguir la circularidad, teniendo en cuenta siempre la opción más adecuada de envases para cada caso, en lugar de establecer restricciones u obligaciones inasumibles".

Desde las asociaciones destacan que "este Reglamento también debería garantizar la armonización, la integridad y el correcto funcionamiento del mercado único, evitando inseguridad jurídica para las empresas, y permitiendo plazos y periodos de transición razonables, que permitan a las empresas tiempo suficiente para adaptarse a los nuevos requisitos, así como evitando distorsiones de mercado derivadas de la falta de neutralidad en cuanto a materiales de envasado o tecnologías". Pero nada de ello se cumple por ahora en el texto planteado.

El campo ni tan siquiera se opone a "la ambición de la Comisión de seguir avanzando hacia la sostenibilidad de los envases y, de hecho, desde hace décadas agricultores y empresas realizan grandes esfuerzos e inversiones en mejorar la circularidad de sus envases a través del ecodiseño y la eficiencia del modelo de gestión de residuos". Pero sí denuncian los profesionales del campo que la medida, simple y llanamente, plantea una reducción de estos envases tan radical que elimina la posibilidad de adaptarse a los cambios sin tener consecuencias económicas letales para el campo.

"La reutilización", indican desde las organizaciones, "debería implantarse en aquellas situaciones en que se demuestre que es la opción más beneficiosa desde el punto de vista medioambiental, social, técnico y económico, basándose en un análisis objetivo y científico de toda la cadena de valor, y nunca de manera obligatoria sin tener en cuenta el altísimo coste económico que podrían suponer".

En cualquier caso, "la implantación de los modelos de reutilización y recarga deberían contemplarse como vías paralelas para lograr los objetivos propuestos. Además, se debería apoyar la inclusión de la recarga en el cómputo de los objetivos de reutilización", destacan las asociaciones.

"Por último, en cuanto a las restricciones de envasado, no pueden ser desproporcionadas e injustificadas. Antes de establecer prohibiciones hay que analizar caso a caso, teniendo en cuenta la existencia de posibles alternativas, las características regionales, logísticas, de seguridad alimentaria u otros aspectos", añaden. Además, debería ser necesario "tener en cuenta la función de los envases no sólo para su protección, sino para facilitar su consumo y compra, así como para la diferenciación y valorización, así como para prevenir el desperdicio alimentario", concluyen las asociaciones del campo.

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