El Parlamento Europeo ha rechazado el "Reglamento sobre el uso sostenible de productos fitosanitarios" que obligará a los agricultores a reducir a la mitad el uso de los tratamientos que utilizan para proteger los cultivos de plagas y enfermedades, una imposición vinculante que los Estados Miembros debían cumplir para el año 2030. Se trata de una derrota sin paliativos para los Verdes, porque este reglamento desaparece en primera lectura sin la mayoría necesaria para devolverlo a la Comisión de Medio Ambiente.
Los agricultores respiran aliviados ante lo que suponía una norma con consecuencias devastadoras para el campo europeo y español, entre ellas, una menor productividad, un aumento de los precios de frutas y verduras, un riesgo para la soberanía alimentaria europea, y un tremendo agravio comparativo con respecto a las importaciones de terceros países que sí pueden usar este tipo de productos.
Tras una deliberación llena de incertidumbre, incluso con reuniones de última hora entre los representantes de cada grupo parlamentario, finalmente el Reglamento ha sido rechazado con 299 votos en contra y 207 a favor. El proyecto "ha quedado prácticamente destruido", ha señalado la eurodiputada de los Verdes y ponente de la propuesta, Sarah Wiener, que también ha calificado el resultado de "grandísima decepción". Wiener también ha criticado que muchos diputados se hayan "alegrado simplemente como niños que han ganado al parchís".
Por el contrario, las principales organizaciones agrarias han recibido la inesperada noticia con gran alegría porque ya no tendrán que ver con impotencia se pierden sus cosechas a causa de una plaga perfectamente tratable. "Estamos muy contentos con el resultado de la votación. No teníamos esperanzas de que la sensatez imperase de nuevo en el Parlamento Europeo. Está claro que la llegada de las elecciones europeas y la salida del vicepresidente de la Comisión, el socialista Frans Timmermans, sumado a la sequía y a la incertidumbre de la guerra en Ucrania, han marcado ese regreso de la sensatez, algo que valoramos muy positivamente", ha destacado José María Castilla, responsable de Asaja en Bruselas.
La portavoz de SOS Rural, Natalia Corbalán, también ha destacado su alegría, especialmente porque "la agricultura siempre es la gran perdedora frente a las políticas de un ecologismo sin base científica que atenta contra la soberanía alimentaria". También ha recordado que "el uso racional de los fitosanitarios" es una cuestión esencial para la agricultura porque "las plantas necesitan medicinas para combatir las plagas" y "sin ellos no se pueden producir alimentos, y menos en un contexto de competencia desleal contra los terceros países que exportan productos sin apenas controles sanitarios".