Los datos siguen demostrando el desastre por el que apuesta Pedro Sánchez. El presidente ha concedido un cheque en blando a Carles Puigdemont y a Oriol Junqueras. Se lo ha dado para acelerar el camino a la amnistía a todos los golpistas y para buscar encaje para un referéndum de autodeterminación en las regiones separatistas. Y se lo ha dado cuando los datos demuestran que las tensiones independentistas siguen provocando, seis años después del 1-O, un hundimiento de la inversión extranjera 29 puntos superior a la de la media nacional.
Los datos oficiales revelan que "la inversión extranjera en Cataluña en el primer semestre del año ha caído un 54,58% […]. Se trata de la peor cifra de inversión extranjera en Cataluña en el primer semestre desde el año 2014. Y esta caída es 29 puntos porcentuales superior a la del conjunto del Estado". El dato es demoledor. Pero hay más.
La Comunidad de Madrid y Cataluña históricamente han concentrado aproximadamente el 80% de la inversión extranjera española. Sin embargo, la Comunidad de Madrid concentra ahora el 60% de la inversión extranjera y es la comunidad que más inversión extranjera atrae.
"Resulta interesante analizar la evolución de la Comunidad Valenciana en los últimos años. Mientras que la inversión extranjera en Cataluña ha crecido un 0,25% en el período de 2020 a 2022, la inversión extranjera en la Comunidad Valenciana ha aumentado casi un 5% en el mismo período", señala un estudio sectorial sobre la marcha de la inversión, basado en datos oficiales.
"Podemos observar cómo en el primer semestre de 2023 la inversión extranjera atraída por la Comunidad Valenciana ha sido de 2.300 millones, lo que representa un 19% sobre el total del Estado. Cataluña tan sólo concentra un 7% del total de la inversión extranjera, y capta un total de 825 millones en este primer semestre de 2023", señala el documento. "Resulta relevante analizar más a fondo cuáles han sido los determinantes para que el ritmo de crecimiento de la Comunidad Valenciana haya sido 20 veces mayor que el de Cataluña", añade.
Y los factores son los siguientes: "Los precios de los factores productivos, la estabilidad política, el tamaño de mercado, la fiscalidad, la estabilidad social, estado de las infraestructuras", señala el mismo informe. Estos " tienen un peso más relevante sobre la decisión de invertir en una comunidad autónoma, aunque también existen otros rasgos que afectan a la decisión de invertir, cómo pueden ser los niveles educativos de la comunidad en cuestión, los costes administrativos y sociales o el grado de innovación". Y Cataluña sale malparada bajo el mando de un Gobierno separatista en la media global de ellos.
Lo mejor de todo ello es que ese informe –en base, hay que remarcarlo, a los datos oficiales de los departamentos económicos del Gobierno de Pedro Sánchez– ha sido elaborado para el propio PSOE y presentado por el PSC. Pese a lo cual, no han dejado de defender el pacto de Gobierno de Sánchez con los separatistas.
"La Comisión Europea elabora un índice de competitividad regional. El análisis de este índice permite observar las fortalezas y debilidades de Cataluña en el contexto europeo y con el resto del Estado español", destaca el estudio en poder del PSC. "Este índice se construye a partir del análisis macroeconómico, la eficiencia del mercado laboral y la innovación. Permite así analizar la capacidad de Cataluña para atraer inversión extranjera en comparación con el resto de comunidades autónomas del Estado", aclara.
Y concluye que "Cataluña se sitúa un 0,8% por encima de la competitividad europea. De esta forma Cataluña se encuentra en la posición 108 sobre 234 del total de regiones europeas y en la posición número 3 del ranking de las regiones españolas". Traducido: el problema no es de las empresas –pese a las últimas reformas–, sino del clima político del separatismo.