"Libertad", ése ha sido el grito de guerra del libertario Javier Milei para llegar a la Presidencia de Argentina y ése va a ser uno de sus principales cometidos en materia económica. Tras el primer paquete de medidas de choque aprobadas esta semana para recortar el gasto público y empezar a desactivar la bomba de relojería hiperinflacionaria que dejó en herencia el peronismo kichnerista, el Gobierno de Milei prepara una segunda ronda centrada en la liberalización de la economía argentina.
El objetivo es aprobar un decreto de 300 páginas con el fin de desregular cerca de 2.000 leyes bajo el título de "deróguese", en contraposición al ya, por desgracia, famoso "exprópiese" del mandatario bolivariano Hugo Chávez. Entre otras materias, se pretende eliminar los denominados "privilegios de la política", en referencia a asesores y chóferes, así como la financiación de los partidos.
El decreto contiene también la privatización de empresas públicas mediante su transformación en sociedades anónimas para su posterior venta en el mercado a fin de reducir el déficit. Igualmente, se plantea prorrogar el presupuesto de 2023 e impulsar una profunda desregulación económica, liberación de precios, simplificación fiscal y una reforma laboral.
Este último punto, el de la reforma laboral, es que está resultando complicado de pactar entre los aliados de Milei, ya que cualquier flexibilización amenaza con incendiar las calles por parte de los poderosos e influyentes sindicatos argentinos. El Gobierno de Milei pretende reducir y eliminar indemnizaciones por despido, rebajar la carga fiscal sobre el trabajo y simplificar la normativa, junto con una mayor flexibilidad regulatoria para facilitar la creación de empleo.