Julio Iglesias es uno de los cantantes más exitosos de la historia pero, además, ha sabido traducir los ingresos que le ha reportado su carrera musical en lucrativos proyectos empresariales que han multiplicado su patrimonio. Desde el desarrollo del aeropuerto de Punta Cana a la compra-venta de terrenos en los enclaves más exclusivos de Miami, el intérprete de Me olvidé de vivir amasa una fortuna valorada en 750 millones de euros y figura entre las 50 personas más ricas de España según la revista Forbes.
Su hijo Enrique ha logrado seguir los pasos de su padre en el estudio y los escenarios. De hecho, se ha convertido en uno de los cantantes españoles más internacionales de las últimas décadas. Aunque la crítica le ha reprochado algunos aspectos de sus actuaciones en vivo, lo cierto es que sus giras en Estados Unidos han recaudado más de 215 millones de dólares de taquilla. De hecho, su última serie de conciertos, celebrada la mano de Ricky Martin y Pitbull, está generando cantidades estratosféricas de dinero.
No obstante, el intérprete de Héroe acaba de multiplicar su fortuna gracias a un millonario acuerdo con la empresa Influence Media Partners. La operación en cuestión cederá todo su catálogo de canciones hasta la fecha a dicha compañía, que nació en 2019 y combina en su accionariado al hedge fund Blackrock y la discográfica Warner Music.
Según la información que ha publicado Bloomberg, la cifra transferida a la cuenta de banco del marido de la ex tenista rusa Anna Kournikova asciende a 100 millones de dólares. Se trata de una cifra muy abultada, pero no hay que olvidar que Iglesias tiene más de 25 millones de oyentes mensuales en la plataforma Spotify y ha vendido más de 180 millones de copias de sus discos. Ese tirón comercial será explotado a partir de ahora por Influence Media Partners, a cambio de la jugosa cifra de nueve dígitos que ha ingresado el cantante.
Enrique Iglesias no es el único artista que ha vendido su catálogo musical por una gran suma de dinero. El canadiense Justin Bieber lo hizo por 200 millones, mientras que la discográfica que lanzó la carrera de Taylor Swift cerró una operación similar por 300 millones. Esta última operación generó una gran polémica e hizo que la cantante de country y pop acabase regrabando parte de su discografía para retomar el control de los ingresos derivados de sus primeros discos.