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Alquila la casa familiar para poder pagar la residencia de su madre y los inquilinos se convierten en okupas

Cientos de víctimas de toda España siguen sumándose semana tras semana a la Plataforma de Afectados por la Ocupación.

Cientos de víctimas de toda España siguen sumándose semana tras semana a la Plataforma de Afectados por la Ocupación.
Marcelino está desesperado ante la situación a la que se ha visto abocado por culpa de sus inquiokupas | LM

El elevado gasto que supone tener que recurrir a una residencia de ancianos empuja a muchas familias a alquilar su casa de toda la vida para poder llegar a fin de mes. Con lo que no cuenta ninguna de ellas es con que sus inquilinos dejen de pagar y se nieguen a abandonar la vivienda, convirtiéndose de facto en okupas y arruinándoles a ellos por el camino. El de Marcelino es el último caso que ha llegado a la Plataforma de Afectados por la Ocupación, pero no el único.

El dinero no le llega para pagar la residencia de su madre y, a sus problemas económicos, se suman los problemas de salud que esta situación le ha acarreado: un insomnio que solo consigue paliar puntualmente con pastillas, ansiedad y una impotencia tan grande que no entiende cómo ni el Gobierno ni mucha gente pueden darse cuenta del gran problema que la impunidad frente a la okupación está generando en nuestro país.

De inquilina a inquiokupa

Ante la imposibilidad de cuidar de su madre las 24 horas del día, en abril de 2021, Marcelino y sus hermanos no tuvieron más remedio recurrir a una residencia de mayores. Sin embargo, el coste no era el esperado: 1.900 euros al mes, frente a los 1.100 que percibía de pensión y que también tendría que servir para cubrir sus gastos personales y de farmacia. Así las cosas, decidieron confiar la casa de Gijón en la que todos ellos habían crecido a una mujer, de cuya solvencia se aseguró una inmobiliaria.

Los dos primeros años no tuvieron ningún problema, pero el verano pasado llegaron los primeros impagos. "Llevamos así desde junio y lo peor es que, encima de no cobrar, tenemos que pagar los 165 euros al mes de comunidad, porque incluye la calefacción central y el agua caliente", denuncia Marcelino, que recuerda con impotencia que, en estos casos, los propietarios no pueden cortar los suministros, puesto que entonces les pueden denunciar por coacción.

Al principio, trató de solucionarlo de manera extrajudicial y darle tiempo para que buscase otra casa. Sin embargo, su inquilina no hacía más que darle "largas", así que al tercer mes no tuvo más remedio que presentar una denuncia. "Quise portarme bien con ella y al final he salido perdiendo, porque en el Ayuntamiento me han dicho que, al no haber denunciado desde el primer momento, no tengo derecho a una indemnización", lamenta.

¿Quién es el vulnerable?

Lejos de buscar otro piso más pequeño y más barato -este tiene cuatro habitaciones-, su ya okupa se declara vulnerable a sabiendas de que, al tener dos hijos, será difícil que la desahucien así como así. Sin embargo, Marcelino asegura que "trabaja en b", tiene subalquilada sin su permiso una habitación y recibe numerosas ayudas sociales, entre ellas una para el alquiler. "El piso se lo alquilamos por 505 euros, pero ella sólo pagaba 340", apunta.

En cualquier caso, este propietario insiste en lo mismo en lo que subrayan una y otra vez todas las víctimas de esta lacra: "Si, aun así, las administraciones públicas creen que es vulnerable, que se lo paguen ellos o le busquen una alternativa, pero lo que no puede ser es que viva a mi costa, porque entonces… ¿Dónde queda el derecho a la propiedad?".

Y eso por no hablar de que ahora el problema económico se lo traslada a ellos: "Tenemos que pagar los 1.900 euros de la residencia, que con la subida de este año ya serán 2.000, más todos los gastos de teléfono, farmacia y demás de mi madre, y encima hacer frente a los 165 euros de la comunidad para que ella tenga la calefacción y el agua caliente que igual nosotros no podemos pagar. Y yo también tengo dos hijas a las que mantener", subraya indignado.

La impotencia es tal que incluso ya le ha pasado factura a su salud: "Como yo soy el que está más encima del tema, estoy sin poder dormir, con pastillas, con ansiedad…". Y lo que más le duele es que desde el primer momento le advirtieron de que necesitaban ese dinero. "El día en que se firmó el contrato le dejamos bien claro que si alquilábamos esa casa no era porque nosotros fuéramos millonarios ni mucho menos, que es lo que piensa este Gobierno, sino porque lo necesitábamos para pagar la residencia de mi madre", recuerda.

Mensaje al Gobierno y a la sociedad

Con todo, si algo tiene claro es que, si recuperan el piso, no lo volverán a alquilar. "Ni hablar -responde tajante-. Y te digo una cosa: el problema del alquiler lo están creando ellos, porque la gente tiene miedo. Y, viendo lo visto, es normal". De hecho, tal y como publicaba hace unos días Libre Mercado, cada vez son más los propietarios que buscan inquilinos sin hijos precisamente para evitar casos como el suyo.

"La gente cree que son cuatro casos, pero no son cuatro. Y, aunque lo fueran, son cuatro que hacen muchísimo daño", advierte Marcelino, que asegura que su único interés a la hora de contar su historia no es otro que concienciar a los ciudadanos: "Que se den cuenta de que hoy esto me pasa a mí, pero es que mañana te puede pasar a ti y le puede pasar a cualquiera".

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