El Gobierno de Pedro Sánchez insiste en cerrar todas las centrales nucleares que operan en España, a pesar de que, a la vista de los datos, esta fuente de energía es la más eficiente y estable. Dicha tecnología generó el pasado año 54.275,01 GWh, equivalente al 20,3% de la electricidad total consumida en España, tan sólo superada por la eólica.
Pero con la diferencia de que la potencia atómica instalada fue de 7.117 MW, tan sólo el 5,7% del total, frente al 25% de la eólica, según datos de Red Eléctrica analizados por Foro Nuclear. Además, la energía nuclear es la única que lleva doce años consecutivos produciendo más del 20% de la electricidad.
Por regiones, llama la atención el caso de Cataluña, ya que las centrales de Ascó I, Ascó II y Vandellós II, ubicadas en Tarragona, produjeron el 8,8% de la electricidad consumida en toda España, equivalente al consumo del 30% de los hogares, pero el 59% de la energía consumida tan sólo en Cataluña.
Por otro lado, es la fuente que más horas equivalentes a plena potencia ha estado operativa (87% del año). La energía nuclear también es muy competitiva, de modo que sin ella los precios de la electricidad subirían. Y es limpia, puesto que sólo emite vapor de agua, evitando anualmente unos 20 millones de toneladas de CO2.
"Estos datos demuestran la garantía de suministro que ofrece día a día y año tras año la energía nuclear", indica Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear. "El sistema eléctrico necesita contar con fuentes de base, estables y con una producción constante como la nuclear, que aporta estabilidad, robustez y potencia firme al sistema".
Por ello, el sector no entiende la insistencia del Gobierno en mantener el apagón nuclear, algo que tan sólo ha hecho Alemania con resultados desastrosos. La Sociedad Nuclear Española advierte de que "el cierre se presenta como una decisión basada en planteamientos ideológicos caducos", poniendo de manifiesto su preocupación por lo que consideran una medida que va en detrimento del progreso y la estabilidad energética.
Asimismo, explica que la dicotomía entre renovables y nucleares es un "falso dilema", puesto que ambas son complementarias en el pretendido objetivo de reducir las emisiones de CO2.