La rebelión de los agricultores europeos ha obligado a recular a la Unión Europea con cuestiones como el barbecho obligatorio o con la obligación de reducir a la mitad el uso de fitosanitarios antes de 2030, tal y como anunció este martes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Y de esta forma, los políticos cambian momentáneamente de rumbo a solo cuatro meses de las elecciones europeas con el objetivo de intentar calmar los ánimos de unos agricultores hartos de ser señalados y castigados como contaminadores.
Y en este grupo de los que varían de opinión cuando la demoscopia parece volverse en contra se encuentra el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, que ahora ve "inteligente y oportuna" la retirada del Reglamento de Uso Sostenible de los Pesticidas (SUR) mientras su propio grupo, el PSOE, sigue batallando para que dicha ley salga adelante en la UE.
A pesar de todo, durante la sesión del control del Gobierno de este miércoles, Planas ha valorado la decisión de la presidenta de la Comisión Europea. Aunque el reto es "la reducción a la mitad de los productos fitosanitarios más nocivos y antibióticos", Planas ha admitido que el campo atraviesa por "muchos problemas" pero "para eso hace falta diálogo, trabajo y compromiso" como, a su juicio, está haciendo el Gobierno.
Para Planas, hay un futuro de "muchas posibilidades" para los agricultores pero tiene que ser "rentable y sostenible" y centrarse en tres ejes: la incorporación de los jóvenes, un regadío sostenible y el fomento de la innovación y de la digitalización.
Una retirada temporal
El llamado Reglamento de Uso Sostenible de los Pesticidas (SUR) se presentó por primera vez en junio de 2022 y está muy ligado a la Ley de Restauración de la Naturaleza. El objetivo es reducir a la mitad el uso de plaguicidas para 2030, además de su completa prohibición en espacios verdes urbanos y las áreas de la Red Natura 2000.
Las principales asociaciones rurales se opusieron al reglamento porque "el uso racional de los fitosanitarios" es una cuestión esencial para la agricultura porque "las plantas necesitan medicinas para combatir las plagas" y "sin ellos no se pueden producir alimentos, y menos en un contexto de competencia desleal contra los terceros países que exportan productos sin apenas controles sanitarios", según explicó a Libertad Digital la portavoz de SOS Rural, Natalia Corbalán.
Existe tanta controversia con respecto al proyecto que el año pasado fue rechazado por el Parlamento Europeo con 299 votos a favor, 207 en contra y 121 abstenciones, y estaba estancado en las negociaciones entre los Estados miembros. De hecho, la propia ponente del expediente consideró en aquel momento que el proyecto legislativo estaba "muerto" en la actual legislatura.
Von der Leyen anunció finalmente su retirada por haberse convertido en "un símbolo de polarización". Sin embargo, la retirada de la propuesta de ley no es inmediata y aún debe ser ratificada por el Colegio de Comisarios. Tampoco está claro que sea definitiva, ya que el tema de la regulación de los pesticidas seguirá en la agenda y podría ser objeto de una "nueva propuesta mucho más madura", pero debido al apretado calendario impuesto por las próximas elecciones al Parlamento Europeo, el nuevo borrador será tarea de la próxima Comisión.