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Biden corta el grifo de las exportaciones de gas a Europa "por motivos climáticos"

La decisión de la Casa Blanca compromete la estrategia de los gobiernos de Occidente de reducir su dependencia energética de Rusia.

La decisión de la Casa Blanca compromete la estrategia de los gobiernos de Occidente de reducir su dependencia energética de Rusia.
Joe Biden, en la Casa Blanca. | EFE

La invasión rusa de Ucrania obligó a los gobiernos europeos a asumir replantear su política energética y buscar nuevas fuentes de suministro. La Casa Blanca anunció en marzo de 2022 que facilitaría el proceso a base de agilizar las exportaciones de gas natural licuado al Viejo Continente, con la esperanza de que esta decisión ayudase a reducir la influencia económica de Rusia y aumentase la presión sobre el régimen de Vladimir Putin.

A raíz de esta decisión, las exportaciones de gas a Europa y Reino Unido han experimentado un fortísimo crecimiento, con una subida del 141% en relación con las cifras que se alcanzaban en 2021. Para apuntalar este crecimiento, los productores estadounidenses han empezado a desarrollar nuevas infraestructuras de transporte orientadas a facilitar estas operaciones. Es el caso de la planta Calcasieu Pass 2 (CP2), proyectada en el estado de Luisiana con la capacidad de canalizar exportaciones equivalentes al 5% de la demanda global de gas natural.

De igual manera, a este lado del Atlántico se han producido distintos movimientos orientados a facilitar la entrada de gas natural licuado procedente de Estados Unidos, con ánimo de acompañar este desarrollo que no solamente tiene sentido desde el punto de vista económico, sino que también es lógico habida cuenta del actual contexto geopolítico. Sin embargo, el gobierno de Joe Biden anunció recientemente que "congelará" la concesión de permisos y el desarrollo de nuevos proyectos de gas natural licuado mientras estudia su "impacto climático".

Esta polémica decisión ha despertado críticas en suelo norteamericano, donde diversos legisladores demócratas y republicanos se han puesto de acuerdo para denunciar las consecuencias negativas que acarrea esta decisión para la economía del país del Tío Sam, entre las que se detecta la pérdida de actividad económica y el debilitamiento de la alianza con Europa frente a la Rusia de Putin.

De igual manera, las principales empresas del sector en Europa, reunidas en la asociación Eurogas, han alzado la voz ante esta circunstancia y, en declaraciones de su presidente, Didier Holleaux, han emitido un comunicado en el que "urgen al gobierno de Estados Unidos a evitar una prohibición o limitación innecesaria de las exportaciones de gas natural licuado" y también piden a la Casa Blanca que "asegure el suministro de gas a Europa en el marco de contratos de largo plazo que ya han sido firmados". Según Eurogas, "debemos apoyarnos los unos a los otros para lidiar con una situación con un momento crítico como es la guerra en Ucrania".

Incertidumbre

Entre 2022 y 2023, la Unión Europea ha logrado reducir el peso de las importaciones de gas ruso del 41% al 8% de su demanda. Esta espectacular caída ha contribuido a suavizar el encarecimiento del precio de la energía, con el consecuente impacto positivo en la cuenta de resultados de familias y empresas. Sin embargo, nada de esto sería posible sin las exportaciones de gas por parte del país del Tío Sam.

Estados Unidos está vendiendo a Europa el 60% de sus exportaciones de gas natural, lo que supone una auténtica novedad en relación con las cifras que nos encontrábamos antes de la guerra, cuando este tipo de operaciones eran testimoniales. Para Estados Unidos, esto supone crear un nuevo mercado exportador que sostiene miles de empleos y, además, contribuye a reducir la influencia geopolítica y el poderío económico del régimen ruso.

La decisión que ha comunicado Biden deja en pausa la aprobación de los proyectos de infraestructuras que han permitido sostener este boom exportador. En Europa, terminales de importación de gas proyectadas en países como Alemania, Italia, Países Bajos o Reino Unido quedan ahora "en el aire".

Países como España dependen sobremanera de las importaciones de gas estadounidense. La flexibilización anunciada por la Casa Blanca en marzo de 2022 hizo que estas compras se multiplicasen por cinco. Ya en 2023, Estados Unidos superó a Argelia y se convirtió en el principal surtidor de gas para nuestro país. En febrero de 2024, Estados Unidos aportó el 25% de la demanda nacional.

Así las cosas, fuentes del sector energético trasladan a Libre Mercado la preocupación que ya se aprecia en otros países del Viejo Continente por esta situación y consideran que es muy importante para Europa y España que Biden invierta su decisión.

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