El precio del gas se ha convertido en un tormento para muchas familias. Y lo seguirá siendo en 2023, ejercicio en el que el mercado descuenta una subida adicional de casi un 21% del coste, tal y como reflejan los contratos que ya se cierran para el próximo año.
Mientras Pedro Sánchez no ha dejado de asegurar día tras día que todo estaba bajo control, el precio de este combustible -necesario en la generación de electricidad y en las calefacciones de hogares y empresas- se ha situado este último fin de semana en un precio medio en el Mercado Ibérico del gas de 68,50 €/MWh. Ese dato se encuentra por encima del precio de cierre del pasado año 2021 (62,44 €/MWh), casi en el doble del que marcó a mitad del ejercicio pasado (35,4 €/MWh) y supone nada menos que cuatro veces el nivel de cotización de, por ejemplo, el 2 de febrero de 2021 (17,54 €/MWh).
Lo cierto es que los precios del gas en España se han estabilizado a unos niveles excesivos para la capacidad de pago de las familias y para la competitividad de la industria y empresas españolas. Y ello, pese a los continuos decretos con supuestas recetas aprobados por el Gobierno de Pedro Sánchez, que ha llegado a imponer un precio máximo para el gas natural utilizado en la generación de electricidad, eso sí, con cargo a una compensación que han pagado en los mismos recibos de la luz los propios consumidores españoles.
Pero nada de ello ha funcionado de forma decisiva. Hasta el punto de que los contratos que ya se cierran para el próximo ejercicio 2023 marcan una subida adicional del precio en el Mercado Ibérico del gas (MIBGAS) de un 21%.
Los precios recogidos este último fin de semana para los contratos cerrados de cara al servicio de gas futuro en 2023 marcan los siguientes precios:
Un precio de 78,20 €/MWh para el mes de enero. De 80,00 €/MWh para el primer trimestre de 2023. De 82,17 €/MWh para el primer semestre. Y de 82,87 €/MWh para el conjunto de 2023. Es decir, que el próximo año el MIBGAS descuenta una subida adicional del precio del gas de casi un 21%: un 20,97%.
Un tormento adicional para todos los hogares, empresas e industria española.
Y todo ello después de que, tanto el Gobierno español, como las autoridades europeas, hayan asegurado sin cesar que estaban ya lanzadas las medidas necesarias para frenar el alza del gas. Porque sólo la garantía de suministro de energía procedente de otras fuentes ajenas al impacto de la invasión de Ucrania por Rusia -como la nuclear- hubiese podido librar a los distintos países del impacto de las subidas del gas. Y, lo cierto es que la política de apoyo casi exclusivo a la eólica y solar no ha servido porque esas energías no son capaces de dar un soporte continuo al consumo diario. Y, además, porque la decisión de Sánchez de fijar precios intervenidos sólo ha servido para que los consumidores lo paguen por otro lado y para que, encima, ante la falsa apariencia de un precio más bajo, se haya disparado el consumo, como de nuevo ha ocurrido en España, en la generación de electricidad.
De hecho, España, mientras anunciaba decretos para bajar el consumo de gas natural, ha comprado este combustible a países muy caros, como EEUU, y a países injustificables en plena invasión, como Rusia.
Así, en este contexto y momento, Pedro Sánchez ha permitido que España dispare la compra de gas a Rusia hasta el punto de que prácticamente lo iguala a las ventas mensuales que realizan Argelia y EEUU con destino a España.
Los últimos datos oficiales del gestor técnico del gas en España tienen muy difícil explicación para Sánchez. Tres países se han convertido en los grandes proveedores de gas natural. Y los tres se encuentran en un puño y prácticamente igualados en volumen de ventas. El primero es Estados Unidos, con 7.157 GWh. El segundo es Argelia, muy cerca de EEUU, con 6.393 GWh. Y el tercero y difícilmente justificable, Rusia, con un volumen de ventas muy cercanos a cualquiera de los otros dos: 5.953 GWh.
Solamente hay otro proveedor que se acerca a estos tres: Nigeria, pero a una distancia considerable. Ha vendido a España 4.743 GWh de gas natural en noviembre.
Y el resto de proveedores se encuentran a una distancia más que notable. Y ello, pese a que Pedro Sánchez no deja de alardear de su supuesto apoyo a Ucrania