El partido de Pedro Sánchez acaba de registrar una iniciativa en el Congreso para, en teoría y según el título, promocionar "la agricultura familiar". Lo hace mientras el campo se moviliza para exigir una solución a su brutal incremento de los costes de producción -fiscales, sociales, laborales y burocráticos- y a la imposibilidad de competir con importaciones que no tienen la obligación de cumplir las mismas exigencias ecologistas que la UE les impone a ellos.
El plan de los socialistas no tiene en cuenta nada de todo lo demandado por las asociaciones agrícolas y se centra en las pequeñas explotaciones. Según afirma el PSOE:
"La nueva Política Agraria Común permitirá una mejor distribución de las ayudas y beneficia sobre todo a la agricultura familiar y profesional. Así pues, el conjunto de ayudas de la PAC contiene una serie de medidas enfocadas a fomentar un sector agrario inteligente, competitivo, resiliente y diversificado, que garantiza la seguridad alimentaria".
"Asimismo, refuerza la protección del medio ambiente y la biodiversidad y está orientada a fortalecer el tejido socioeconómico de las zonas rurales. Especialmente, la nueva PAC influye particularmente en el relevo generacional y el refuerzo del protagonismo de la mujer en el ámbito agrario, ganadero y en el entorno socioeconómico del mundo rural".
Así lo destaca el PSOE, en una defensa implícita de la Agenda 2030 que asfixia al campo.
Según los socialistas, ese modelo de PAC "quiere reforzar, también, a las pequeñas y medianas explotaciones familiares y profesionales" con mecanismos "como el pago redistributivo, la primera vez, o el tope máximo de las ayudas". "Cuando hablamos de agricultura familiar no sólo hablamos de agricultores, ganaderos y trabajadores del campo, sino que hablamos de los alimentos que consumimos diariamente. La agricultura de tipo familiar produce el 80 % de los alimentos del planeta. Por tanto, la necesidad de sostenibilidad y resiliencia, el medio ambiente y a los efectos del cambio climático obligan al desarrollo de estrategias adaptadas para tales circunstancias", añade el partido de Pedro Sánchez.
Es más, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación afirma haberse enterado del problema al asegurar que "lleva desarrollando decididamente su acción política en este camino: relevo generacional y jóvenes, apoyo a las mujeres rurales, transformación digital e innovación y la modernización de la gestión del agua muestran la iniciativa desplegada desde 2018". En resumen, nada relacionado con el problema de la competencia desleal de productos procedentes de terceros países y los incrementos de costes y normas ecologistas.
El texto prosigue y señala que "el Gobierno de España tiene interiorizada la importancia del sector agrícola y las dificultades a las que se enfrenta. La crisis climática, unida a la guerra en Ucrania, han puesto de relieve la necesidad de defender al campo español y a sus trabajadores, las familias que dedican todo su esfuerzo a mantener el sector agroalimentario español". Por ello, asegura el plan del PSOE, "es imprescindible seguir innovando y dedicando esfuerzos al desarrollo de nuevas políticas públicas que garanticen el desarrollo de la agricultura familiar en nuestro país". Ni una palabra de ayudas sobre el fondo del asunto.
Por último, el PSOE aporta sus recetas: "1. Impulsar más medidas destinadas a fomentar y promocionar la agricultura familiar en España". Y "2. Dinamizar la producción agrícola y ganadera a través de la implantación de herramientas de l+D+i en las propias explotaciones".
Fin del plan del PSOE para la agricultura, más allá de la archiconocida Ley de Cadena Alimentaria y las cláusulas espejo, que no dependen de España.