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Wall Street empieza a desmarcarse de la "Agenda 2030" y repliega sus inversiones "sostenibles"

JP Morgan y Blackrock han protagonizado una importante decisión con su distanciamiento del grupo Climate 100+.

JP Morgan y Blackrock han protagonizado una importante decisión con su distanciamiento del grupo Climate 100+.
La Bolsa de Valores de Nueva York, al fondo. En primer plano, y en la sombra, una estatua del presidente George Washington. | EFE

Nacido al calor del auge de las ideas que han dado pie a la llamada "Agenda 2030", el grupo Climate 100+ lleva más de cinco años certificando qué productos de inversión son más apropiados desde la perspectiva de la "sostenibilidad". Este planteamiento despertó inicialmente el interés de Wall Street, que vio en dicha etiqueta una fórmula sencilla para enmarcar sus actuaciones en el marco de lo que hoy se considera políticamente correcto.

La industria financiera desarrolló intensamente estas inversiones, conocidas como ESG, acrónimo de Environmental, Social and Governance que alude al componente medioambiental, social y de gestión que supuestamente considera Wall Street a la hora de comprometer su dinero en uno u otro proyecto. Sin embargo, la fiebre por este tipo de inversiones ha ido a menos conforme han pasado los años. Las demandas de grupos como Climate 100+ se han vuelto más estridentes y esto ya no encaja bien con Wall Street.

¿Un punto de inflexión?

Así, a finales de 2023, los responsables del sello Climate 100+ se sintieron con suficiente poder como para dar una nueva vuelta de tuerca en sus planteamientos y anunciar que retiraría su "visto bueno" a aquellas empresas que no reduzcan sus emisiones contaminantes de manera sistemática. En el momento en que se anunció este nuevo planteamiento, Climate 100+ seguía certificando las actuaciones de miles de vehículos de inversión cuyos activos bajo gestión superaban los 70 billones de dólares.

Sin embargo, la reacción a esta decisión desbordó por completo a la organización, generando una crisis de primer orden en este ámbito del mundo financiero. La contestación empezó en diversos territorios de Estados Unidos que consideraron que este anuncio estaba directamente pensado para golpear a sus empresas energética. Así, legisladores de estados como Texas tomaron represalias contra Climate 100+ y anunciaron que dificultarían las emisiones de inversión o endeudamiento desarrolladas por las compañías que siguiesen dentro del acuerdo.

Fue entonces cuando JP Morgan anunció que abandonará dicho sistema de certificación, causando un auténtico torbellino en la comunidad financiera, que venía mostrando señales de agotamiento en relación con la "Agenda 2030", pero parecía estar a la espera de un punto de inflexión como el que finalmente ha sido la ruptura de una de las empresas más grandes del sector con Climate 100+. En cuanto JP Morgan dio el paso, las puertas parecieron abrirse de par en par para otras firmas que estaban aparentemente deseosas de salir del acuerdo. State Street no dudó en abandonar formalmente la pertenencia a Climate 100+, mientras que el fondo más grande del mundo, Blackrock, anunció su desinversión en el proyecto.

Como ya explicó Libre Mercado hace casi un año y medio, diversos gobiernos estatales controlados por la derecha política estadounidense ya venían actuando en la misma dirección. Es el caso de Florida, que ha optado por liquidar sus posiciones en aquellas empresas de Wall Street que suscriben el tipo de políticas "sostenibles" avaladas por grupos como Climate 100+. En la misma línea van otras desinversiones materializadas por las autoridades de Louisiana y Missouri. Sin embargo, también se han dado movimientos en la dirección opuesta, como muestra la decisión del fondo de pensiones de los funcionarios de Nueva York de no invertir más en compañías petroleras como Exxon.

Estos episodios, que han sido brillantemente descritos en las últimas semanas por parte del periodista económico John Müller en su boletín de noticias Ajuste de cuentas, se enmarcan asimismo en la "guerra interna" que vive el Banco Central Europeo (BCE). Según trascendió recientemente, cada vez son más los trabajadores de la entidad con sede en Frankfurt que consideran que su actual presidenta, Christine Lagarde, ha descuidado la política monetaria en aras de introducir una "agenda verde" que desborda el alcance de su mandato y que tiene poco o nada que ver con los objetivos principales del organismo, que no son otros que velar por el control de la inflación, la estabilidad financiera y el desempeño macroeconómico.

De modo que poco a poco se observan algunas grietas en el intersección de las finanzas y la sostenibilidad, si bien resulta evidente que estos cambios son aún muy recientes y no tienen por qué suponer un cambio de paradigma. Solamente el paso del tiempo dirá si las prioridades de la "Agenda 2030" dan un paso atrás ante las realidades y las necesidades de las empresas o si, por el contrario, tales imposiciones siguen avanzando en el ámbito corporativo, con todo lo que ello supone en términos de distorsión de las decisiones financieras y de inversión.

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