El Banco de España ha publicado su informe anual 2023, con conclusiones preocupantes sobre la evolución de la economía española y la dirección que ha tomado. Más allá de las reflexiones sobre el daño que el deterioro institucional puede causar a nuestra economía, el Banco de España aporta algunos datos que son esclarecedores sobre algunas realidades de nuestro país y la influencia que sobre ellas han tenido las distintas decisiones políticas que se han tomado hasta la fecha. Nos referimos al mercado inmobiliario y el intervencionismo que ha generado ineficiencias suficientes como para expulsar del mercado del alquiler justo a aquellos perfiles que más se beneficiaban de esta modalidad de acceso a la vivienda.
En su capítulo de conclusiones sobre el mercado de la vivienda, el Banco de España observa cómo la rigidez en la oferta, gran problema tanto para la vivienda en venta como para el alquiler, hace que la demanda creciente haga crecer los precios de manera sostenida desde 2014.
Una de las consecuencias principales de esta realidad es que "los problemas de acceso a la vivienda se han incrementado durante los últimos años y se concentran en los hogares con menor renta", justo los más vulnerables -jóvenes y población inmigrante-".
En cuanto a las soluciones a estos problemas, el Banco de España estima que "sería deseable que las medidas adoptadas contemplen un horizonte temporal amplio, involucren a las distintas administraciones públicas con responsabilidades en materia de vivienda y pongan un foco especial en el estímulo de la oferta de vivienda, sobre todo en el mercado del alquiler y el alquiler social".
Y es que el problema del alquiler es capital. En unos pocos años, y fundamentalmente desde que se ha intervenido la ley de vivienda, se protege al inquiocupa y se restringen por ley los precios, la escasez de vivienda, y más de vivienda en alquiler, es más que evidente.
Tanto es así, que aquellos perfiles más dados al alquiler, como jóvenes sin ahorros previos para poder afrontar una hipoteca, o con movilidad laboral suficiente como para no querer establecerse de forma permanente en ninguna localidad, o familias jóvenes sin recursos, y que eran los perfiles más dados a la modalidad del alquiler, ahora mismo no pueden, en su mayoría, acceder al alquiler.
Así se refleja en el informe del Banco de España donde se dice que el esfuerzo asociado al alquiler de una vivienda es sustancialmente mayor que hace una década para los colectivos con rentas más bajas. En concreto, el porcentaje mediano que representa el pago del alquiler en el primer quintil de la distribución de la renta s situaba en 2022 en el 45%.
Tanto es así que la sobrecarga que supone el gasto en vivienda en un hogar se concentra sobre todo en el mercado del alquiler.
Así, lo que vemos es que los hogares que residen en alquiler dedican una mayor proporción de su renta al gasto en vivienda que el conjunto de hogares hipotecados. E igualmente, el esfuerzo es proporcionalmente mayor en aquellos hogares con menos recursos.
Y aunque los problemas relacionados con el esfuerzo para hacer frente al gasto en vivienda están presentes en toda Europa, en España estos problemas aparecen con especial intensidad en los hogares con menor renta.