Francia se aproxima al abismo. Tras las elecciones legislativas del pasado domingo, Nuevo Frente Popular (la coalición de izquierdas que lidera el radical Jean-Luc Mélenchon junto a socialistas, comunistas y ecologistas) ha resultado vencedora con 182 escaños. Por otro lado, Juntos por la República, el partido de Macron, ha quedado en segundo lugar, con 168 asientos, mientras que el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen se ha situado contra todo pronóstico en el tercer puesto con 143 escaños.
Este inesperado desenlace deja a Francia expuesta a la extrema izquierda con un panorama ingobernable, que amenaza con potenciar todavía más los problemas económicos del país. En la actualidad, las finanzas de Francia se encuentran en una situación calamitosa, y la posibilidad de que Mélenchon sea capaz de poner en práctica sus irresponsables ideas basadas en el intervencionismo y en el gasto público anticipan un panorama desolador.
El país más estatalizado
La segunda economía del euro ostenta desde hace años el deshonor de manejar el mayor nivel de gasto de las economías desarrolladas en porcentaje del PIB. Tal y como se observa en el mapa elaborado por Datos Macro, el peso del gasto público respecto a la economía francesa cerró el año 2023 en el 57,3%, por lo que la dominación que ejerce el Estado sobre la economía productiva es total. En el caso de España, esta variable está en el 46,4%, una cifra que tampoco hay que ignorar.
Por el lado de los ingresos, la asfixia fiscal de Francia al contribuyente también es muy elevada, ya que representaron el 51,9% del peso del PIB el año pasado. Esta situación provocó que nuestro país vecino terminara 2023 con un déficit de 5,5% del PIB, frente al 4,9% esperado por el Gobierno de Macron, lo que supone un desvío de 6 décimas.
"Esto sitúa a Francia en una posición de partida bastante delicada que obligará a un ajuste fiscal más intenso de lo inicialmente esperado. Las últimas previsiones de la Comisión Europea no anticipan una corrección de estos desequilibrios y apuntan a que en 2025 el déficit público todavía sería del 5%, con un déficit fiscal primario (excluido el pago de intereses) que se situaría en el 2,7%, apenas una reducción de 1 p. p. de PIB respecto a los valores actuales" señala Caixabank Research, cuyas perspectivas sobre el futuro del país galo ya no eran nada halagüeñas antes de las elecciones.
El tercer país más de Europa
Como consecuencia del elevado déficit, la deuda pública de Francia continúa disparada, y todo apunta a que seguirá aumentando hasta casi el 114% del PIB al final de 2024 (más de 3 billones de euros). Por tanto, estamos ante el tercer país más endeudado del Viejo Continente, solo por detrás de Grecia e Italia (ambos por encima del 140%) y ante una herencia envenenada que tendrán que costear las generaciones futuras.
Este persistente deterioro de las cuentas públicas está lastrando notablemente el crecimiento del país, que fue una de las economías de la europeas que menos creció en el primer trimestre del año (0,2%) y que para este año puede que no llegue ni al 1%.
Otra debilidad de Francia es que los pedidos de su industria siguen cayendo "y se sitúan bastante por debajo de su media de los últimos 10 años, con unos niveles de inventarios de bienes terminados cerca de máximos en el último año. La situación no es mucho mejor en el sector de la construcción, en donde tanto los pedidos de obra de segunda mano como, sobre todo, los de nueva construcción, siguen cayendo" repasa Caixabank. En términos de paro, el desempleo roza el 8% en el país.
En definitiva, los principales indicadores del país confirman el agotamiento del modelo económico francés, que con Mélenchon se enfrenta a una receta que consiste en intensificar todavía más todas las ideas que lo ha hecho fracasar.