Desde el pasado miércoles 3 de Julio, todos los envases de bebidas de hasta tres litros deben incorporar tapones adheridos a las botellas, conforme a la Directiva Europea 2019/904 y la Ley Española 7/2022 (articulo 57). Esta medida ha sido recibida con un claro descontento por parte de los consumidores.
La normativa, que afecta a botellas de refresco, agua mineral, brik de leche y otros envases similares, ha generado numerosas críticas en redes sociales. Entre las quejas más comunes de los usuarios se encuentran la incomodidad al beber directamente de la botella, ya que el tapón choca con la nariz, y la tendencia a derramar el líquido al verter en un vaso.
El escritor Arturo Pérez-Reverte expresó su frustración de manera contundente en Twitter: "Cada vez que tengo sed recuerdo que en Bruselas hay un hijo de puta que, cada mes, cobra un sueldo y unas dietas por complicarme los tapones de las botellas de agua."
Cada vez que tengo sed recuerdo que en Bruselas hay un hijo de puta que, cada mes, cobra un sueldo y unas dietas por complicarme los tapones de las botellas de agua. pic.twitter.com/Y0uGxdKDu6
— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) July 3, 2024
Las grandes marcas de bebidas como Coca-Cola, Danone y Central Lechera Asturiana habían comenzado a incorporar estos tapones adheridos en sus productos para adelantarse a la normativa, pero el resultado ha sido un incremento en la frustración del consumidor. Lejos de suponer una mejora, estos tapones representan una complicación añadida y una muestra más de la desconexión entre los burócratas europeos y las realidades cotidianas de los ciudadanos.
La implementación de esta normativa refleja el afán de la clase política por intervenir en aspectos cotidianos de la vida de los ciudadanos, a menudo sin considerar las repercusiones prácticas de tales decisiones. Este tipo de intervenciones frecuentemente ignoran las necesidades y preferencias de los consumidores, generando más problemas de los que solucionan.