
El primer semestre de gobierno de Javier Milei ha estado presidido por notables avances en lo referido a la estabilización macroeconómica de la economía argentina. Sin embargo, los retos heredados por el presidente liberal son mayúsculos y, a lo largo de las últimas semanas, la herencia envenenada recibida del peronismo ha obligado al mandatario a redoblar sus esfuerzos para sacar al país del marasmo en que cayó por la pésima gestión de su predecesor Alberto Fernández.
A la hora de ponerle cifras a la situación actual, se ha hablado mucho de la caída del PIB registrada en el primer trimestre de 2024. De enero a marzo, el PIB se contrajo un 5,1%, cifra que efectivamente supone una contracción muy notable. Sin embargo, como ha explicado el economista Daniel Fernández, "desde el año 2009, el PIB argentino ha caído al menos siete veces por un porcentaje similar o superior". Lo vemos en el siguiente gráfico:

De hecho, bajo el anterior gobierno se dieron al menos tres caídas comparables en los indicadores de producción. Por lo tanto, no hablamos de un desplome inaudito, sino de una caída similar a las que ya se han dado en la historia reciente del país. Sin embargo, hay una diferencia evidente entre lo ocurrido de enero a marzo de 2024 y los anteriores episodios recesivos observados en suelo argentino, puesto que la caída imputable al comienzo de la Era Milei coincide con un plan de estabilización que ha logrado revertir la senda de hiperinflación y acabar con el déficit público a base de aplicar un recorte histórico del gasto.
Para abril, la caída mensual de la actividad habría sido del 0,1%, de modo que el ajuste se habría dado ya casi por completo y el reto ahora sería expandir nuevamente la producción. De igual modo, es importante tomar en consideración que la previsión de caída del PIB para el conjunto del año 2024 dibuja una senda de recuperación progresiva.
Así, el descenso inicial del 5,1% para enero-marzo se atenuaría a lo largo del ejercicio hasta dejar la contracción en el entorno del 3,5%, según las proyecciones oficiales presentadas por el ministerio de Economía que encabeza Luis "Toto" Caputo. En la misma línea, el Fondo Monetario Internacional espera un "rebote" del 5% en 2025, de modo que la salida del ajuste tendría forma de "V".
Preguntas y respuestas
Siendo justos, la mejora generalizada de algunos indicadores clave parece haberse frenado con la llegada del verano. Esta semana se ha publicado que los precios aumentaron un 4,6% mensual en junio, que supone el segundo mejor dato de los últimos dos años, pero también implica un repunte de cuatro décimas en comparación con el registro del IPC para mayo. En cuanto a la prima de riesgo, es cierto que ha bajado de 2.000 a 1.500 puntos, pero no es menos cierto que llegó a situarse en el entorno de los 1.200 puntos durante la segunda mitad de mayo.
El propio Caputo ha afirmado que "estamos en terapia intensiva y empezamos a salir sin caer en impagos, en una nueva crisis de deuda, en otra espiral de hiperinflación… Por lo tanto, aunque estamos lejos de lo que todos los argentinos queremos, las perspectivas ya son otras. Además, aunque a la gente se le ha pedido muchas veces que de el do de pecho, a menudo han sido esfuerzos sin sentido, mientras que ahora sí se ha hecho un ajuste real y ya empieza a haber signos de recuperación.
Son muchos quienes piden a Milei y Caputo que levanten cuanto antes el llamado "cepo cambiario", es decir, las restricciones que limitan el acceso a divisas extranjeras desde el año 2011. Sin embargo, tanto el presidente como el ministro de Economía han insistido en que el fin de estos controles monetarios no se puede hacer de la noche a la mañana por la escasez de dólares. "Más importante que salir rápido del cepo cambiario es salir bien del cepo cambiario", explicó al respecto Caputo.
Con todo, el gobierno liberal sabe que Argentina lidia con problemas económicos tan graves que va a necesitar la aprobación de ronda de medidas orientadas a expandir la actividad e incentivar la inversión. En esa línea van el nombramiento de Federico Sturzenegger como ministro encargado de desregular la producción, la previsible eliminación del llamado "Impuesto País" en 2025 o la firma del Pacto de Mayo que compromete a numerosos gobernadores provinciales en torno a las reformas de mercado que defiende la Casa Rosada. Asimismo, el propio ministro Caputo ha anunciado que el plan de estabilización entra ahora en su "segunda etapa", basado en continuar el saneamiento del Banco Central.
Al respecto, quien también fuera ministro del ex presidente Mauricio Macri apuntó que "queremos dar más certidumbre y solidez al programa económico. Lo primero fue cerrar el grifo de la emisión de moneda para financiar el déficit presupuestario. Ahora, en esta segunda etapa, queremos acabar con la emisión de moneda vinculada a los intereses que paga el Banco Central en concepto de distintos pasivos remunerados. La salida de cepo cambiario sería la tercera etapa de todo el plan, pero ahora tenemos que dar este segundo paso, que consiste en reunirnos con los bancos que poseen estos títulos y establecer un canje de estos pasivos, para que no figuren como títulos del Banco Central sino como obligaciones del Tesoro". Esto situará a Argentina en una situación de déficit público cero y emisión monetaria cero, contribuyendo a disminuir la volatilidad cambiaria y facilitando la desinflación y el regreso a un entorno monetario sin cepo.