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Manuel Fernández Ordóñez

Los pufos solares y las empresas quebradas en la revolución renovable

El costo real de la energía solar incluye tecnología cara y quiebras empresariales.

El costo real de la energía solar incluye tecnología cara y quiebras empresariales.
Europa Press

En las discusiones sobre transición energética, muchas veces se confunden los recursos naturales con las tecnologías. Mucha gente cree (muchísima, en realidad) que la energía solar es poco menos que gratuita, puesto que el Sol está ahí y nos regala su energía cada día. Es cierto que el Sol, el viento y el agua son gratis, pero las tecnologías necesarias para producir electricidad a partir de esos recursos naturales distan mucho de serlo. Necesitamos construir e instalar paneles solares, aerogeneradores y presas que son intensivos en minerales, energía y mano de obra, además de la necesidad de desarrollar las redes eléctricas que permitan evacuar toda esa electricidad desde sus lugares de producción.

El hecho de que la energía solar no es el mirlo blanco que muchos piensan se refleja en la cuantiosa cantidad de empresas del sector que han quebrado en los últimos años, dejando agujeros multimillonarios a cargo de los contribuyentes, obligados a aguantar todo tipo de tropelías en nombre de la sacrosanta transición energética. La última ha sido la empresa americana SunPower que ha dejado un agujero superior a los 2.000 millones de dólares en deuda al declarar su bancarrota esta misma semana. Sus acciones cayeron casi un 50% en un solo día y valen apenas unos céntimos, cuando llegaron a superar los 80 dólares por acción en su apogeo hace unos años.

¿Cuál ha sido la causa de su quiebra?

Fundamentalmente el cambio de las subvenciones a la energía solar en California, el mayor mercado de SunPower. Y es que cuando el modelo de negocio de una compañía se fundamenta en dinero público pagado con el esfuerzo de todos, en algún momento algún político decidirá cambiar las reglas del juego y se terminará la fiesta. No es nada nuevo, en España lo vivimos en su momento con el recorte de primas a las energías renovables por parte del PSOE, primero, y del PP después. Gran error que todavía nos pasa factura.

El caso de SunPower recuerda al de otro gigante solar que siguió un camino similar hace unos años, Solyndra, que quebró después de haber recibido casi 600 millones de dólares de dinero público. No fueron las únicas empresas solares en ir a bancarrota tras ser agraciadas con cuantiosas subvenciones pagadas con el esfuerzo de todos los americanos, como Abound Solar (400 millones) o Calisolar (280 millones).

En España tenemos otro ejemplo paradigmático, el de la empresa andaluza Isofotón que quebró después de años siendo regada copiosamente con subvenciones del gobierno de Andalucía. La fiscalía anticorrupción llegó a señalar a la actual vicepresidenta del gobierno, María Jesús Montero, y al actual ministro Luis Planas por haber otorgado a Isofotón, supuestamente, millonarias subvenciones de manera irregular. Convenientemente, la jueza archivó el caso por un "defecto de forma" y nunca sabremos si ellos o alguno de los 38 investigados (incluyendo a cuatro exconsejeros de la Junta de Andalucía y un sobrino de Felipe González) tuvieron realmente algo que ver.

La energía solar es una maravillosa tecnología con un floreciente presente y a la que le espera un extraordinario futuro. Su peso en el mix eléctrico es cada vez mayor y va a seguir creciendo, sin lugar a dudas. Sin embargo, la realidad de la transición energética en ocasiones no converge con los planes políticos de los que nos gobiernan, ni con su construcción del relato. Por ejemplo, el autoconsumo en España sufrió una explosión con la invasión de Ucrania y los altos precios de la electricidad. Sin embargo, ese crecimiento se ha moderado de manera drástica en los últimos meses y no se está instalando energía solar al ritmo que los planes del gobierno preveían.

Cuando, desde la política, se intenta forzar la realidad para que cuadre con el relato preconcebido lo que suele suceder es que se abona el terreno para buscadores de renta al abrigo del dinero público. Comienzan a florecer empresas que se han aprendido muy bien el discurso oficial y acaban quebrando años después tras haber extraído multimillonarias rentas de los bolsillos de los ciudadanos. Lo más triste es que, aunque nada de esto sea nuevo, volveremos a caer en lo mismo… no les quepa la más mínima duda.

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