El fichaje de Cristiano Ronaldo por la Juventus sacó a la luz un desconocido régimen fiscal diseñado por Italia para atraer contribuyentes de otros países. Como explicó Libre Mercado, el crack luso se trasladó al país transalpino cansado de pelearse con la Agencia Tributaria española y atraído por una "tarifa plana" o "flat tax" que limita a 100.000 euros el monto exigido a los ciudadanos que llegan a Italia procedentes de otras latitudes.
Sin embargo, este incentivo va a ser modificado en los próximos meses, puesto que el gobierno de Giorgia Meloni tiene previsto elevar este pago anual de 100.000 a 200.000 euros, en el marco de una serie de medidas orientadas a reducir un abultado déficit presupuestario que cerrará el año en curso en el entorno del 4,5% del PIB.
Esta decisión ha sido anunciada en el último Consejo de Ministros antes de las vacaciones estivales de la primera ministra y se interpreta como una subida tributaria dedicada a recaudar más dinero de aquellas grandes fortunas y profesionales de élite que se trasladan al país con la certeza de que un pago anual de 100.000 o, en adelante, 200.000 euros supone una fracción de lo que abonarían al fisco de sus países de origen.
Como es lógico, un alto cargo empresarial que percibe 100.000 euros no tiene incentivos suficientes para mudarse a Italia y quedar sujeto a este régimen, pero la cosa cambia si hablamos de personas cuyos ingresos se sitúan a partir de los 300.000 o 400.000 euros. El nuevo umbral cambiará el perfil de los beneficiarios, escorándolo hacia umbrales de renta más altos.
Las palabras del ministro de Economía
En total, según el Financial Times, 2.730 personas se han beneficiado de este incentivo fiscal instaurado en 2017. Sin embargo, el ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, ha afirmado que "en el G-7 y en el G-20 no queremos favorecer una competencia que genere situaciones fiscales favorables para las personas y las empresas". A este respecto, el ministro del gobierno italiano ha añadido que Italia "tiene un margen fiscal reducido", otro motivo que, a sus ojos, justificaría la duplicación de la tarifa plana.
Donde no hay novedades es en el ámbito de la fiscalidad bancaria. El pasado verano de 2023, la primera ministra puso en marcha una propuesta que pretendía capturar entre el 10% y el 20% de las ganancias del sector, pero la medida terminó siendo retirada tras recibir un aluvión de críticas y provocar fuertes caídas en la capitalización bursátil de las entidades financieras del país.
Ahora que Bruselas "aprieta" a Roma para que reduzca el déficit, el ministro Georgetti se ha asegurado de afirmar que "no habrá impuestos sobre las ganancias adicionales", renunciando así a recuperar la polémica propuesta que naufragó hace un año. Sin embargo, el titular de Economía sí ha afirmado que "los bancos serán llamados a contribuir a las finanzas públicas, al igual que todos los italianos", lo que podría avanzar nuevas medidas recaudatorias.