
En los últimos cinco años, el gasto público en torno a 4 puntos del PIB, mientras que los ingresos tributarios han aumentado casi en la misma proporción. Sin embargo, el déficit público que se espera en 2024 es prácticamente idéntico al que se alcanzó en 2019, es decir, un descuadre superior al 3% del PIB, de acuerdo con las previsiones oficiales y la mayoría de estimaciones independientes.
Estos datos se erigen como el clavo en la tumba del argumentario según el cual España no puede cuadrar sus cuentas por falta de ingresos fiscales. De hecho, el gobierno de Pedro Sánchez podría haber cerrado por completo el déficit simplemente manteniendo el peso del Estado en niveles similares a los de 2019, es decir, sin necesidad de hacer recortes.
Sin embargo, el Ejecutivo de coalición entre PSOE y Sumar ha disparado las erogaciones del sector público, hasta el punto de que nuestro país ha visto cómo el gasto de las distintas instancias del Estado se ha disparado de 503.364 millones en 2018 o 526.652 millones en 2019 a 678.820 millones en 2023. Solamente entre 2021 y 2023, el incremento ha sido de más de 65.000 millones.
Esta circunstancia se ha traducido en un fuerte refuerzo del peso del Estado sobre el PIB. El gasto público en 2019 se movía en torno al 42% de la producción económica nacional, pero esta rúbrica se situó en 2023 por encima del 46% del PIB. Si lo medimos en términos per cápita, esto significa que los dispendios han subido de 11.100 a 14.000 euros por habitante entre los años 2019 y 2023.
A priori, Bruselas espera que España emprenda un proceso de consolidación fiscal a partir de 2025. Para entonces, nuestro país habrá encadenado 17 años consecutivos con déficits presupuestarios, contando con el presente curso 2024. Esto explica el fuerte aumento de los pasivos del Estado, que han pasado de menos del 40% del PIB en 2007 a más del 110% del PIB en la actualidad.
Si miramos al resto de Europa, solamente hay un puñado de países con un déficit más abultado. Se trata de Italia (7,4% del PIB), Hungría (6,7%), Rumanía (6,6%), Francia (5,5%), Polonia (5,1%), Bélgica (4,4%) y Chequia (3,7%). En cambio, otros socios de la UE como Luxemburgo, Croacia, Suecia u Holanda registran déficits testimoniales, de menos del 1% del PIB, mientras que naciones como Portugal, Irlanda o Dinamarca registran superávits fiscales muy holgados, de más del 1% del PIB o, en el caso del Reino escandinavo, más del 3% del PIB.