El gobierno español ha apoyado con entusiasmo las políticas de control de los precios del alquiler, introduciendo un índice de precios que facilita la aplicación de restricciones a nivel autonómico y municipal. Sin embargo, la estrategia de la izquierda no ha podido resultar más contraproducente y los precios del alquiler han subido casi un 9% a lo largo del último año, según un estudio del portal inmobiliario Fotocasa.
La evidencia internacional está repleta de ejemplos del rotundo fracaso en el que suelen terminar los programas de control de precios del alquiler. Libre Mercado se ha referido con anterioridad a capitales como Berlín, París o Estocolmo para poner de manifiesto el nefasto resultado del intervencionismo. Pues bien, esta semana es el portal financiero Bloomberg el que pone encima de la mesa un nuevo ejemplo.
Así, el citado medio alude al fiasco de la Ley de Alquiler Asequible de Holanda, que empezó a funcionar este mismo año y que ha sujetado el 96% del parque residencial de vivienda de alquiler a la aplicación de distintas medidas de control de precios. La norma ha venido a ampliar una serie de controles preexistentes que ya incidían sobre el 79% de los pisos disponibles para alquiler.
Esta agresiva intervención del mercado obliga a los propietarios a limitar el alquiler a 880 euros mensuales para familias con ingresos de menos de 53.000 euros anuales, mientras que otros supuestos quedan sujetos a un tope de 1.160 euros. El problema es que, al acabar con las dinámicas propias del mercado, el sector inmobiliario ha entrado en una situación de colapso.
Escasez de vivienda para alquiler
Quizá lo más grave de lo que está pasando en Holanda es la falta de oferta que ahora impera en el ámbito del alquiler. Cada año se están construyendo unas 70.000 viviendas, frente a las 100.000 que permitirían mantener un cierto equilibrio, de modo que el déficit de actividad promotora es del 30% y su efecto se acumula de año en año. En la misma línea, la oferta de vivienda se ha reducido en un tercio desde que se anunció la aplicación de los nuevos controles de precios, complicando más aún la situación de las familias que desean arrendar un piso.
Muchos propietarios han optado por poner su piso en vivienda, lo que también ha contribuido al recalentamiento de precios en dicho segmento del mercado. En el segundo trimestre de 2024, el precio medio de compra subió un 7% en comparación con el primer trimestre del año. En este sentido, el portal inmobiliario Idealista explica que dicho encarecimiento supone el mayor aumento de los treinta últimos años e implica que la compra de una vivienda solamente es viable para quienes perciben un salario que duplique la renta media.