Las condiciones relativas a la vivienda en España sigue siendo un tema preocupante. El mercado se ha vuelto completamente ineficiente con una demanda no sólo creciente y una oferta menguante. La inseguridad jurídica que sufren los propietarios de viviendas en España ha constreñido notablemente el volumen de oferta de vivienda en alquiler convirtiendo el mercado en un calvario para el inquilino.
Según el Banco de España, aproximadamente 450.000 propiedades permanecen vacías en el país. Estos inmuebles, en su mayoría, no contribuyen de manera efectiva a mitigar la crisis de acceso a la vivienda que enfrenta gran parte de la población, al contrario de lo que plantea la izquierda.
Como decimos, uno de los factores que ha tensionado el precio de la vivienda en España es la falta de oferta. Sin embargo, la paradoja radica en que estas 450.000 viviendas vacías, repartidas por el territorio nacional, no cumplen con las necesidades del mercado.
Tal y como expone el Banco de España en su informe "Análisis de la vivienda residencial en España: evolución reciente y comparativa internacional", entre 1980 y 2010, la producción acumulada de viviendas en España superó en más de tres millones el número de nuevos hogares. Aunque la absorción gradual de estas propiedades desocupadas ha sido un fenómeno en los últimos años, el exceso de producción durante el auge inmobiliario de la primera década del siglo XXI continúa reflejándose en la existencia de estas viviendas.
De acuerdo con el análisis del Banco de España, el diferencial acumulado entre el número de viviendas nuevas terminadas y el número de hogares aumentó en aproximadamente 250.000 unidades durante la década de 2011 a 2021. A pesar de que una parte de este total se ha absorbido, el informe destaca que las características geográficas y el estado de muchas de estas viviendas dificultan su integración en el mercado. Esto se ha observado desde 2018, donde el número de inmuebles desocupados ha permanecido estable a pesar del incremento de la demanda.
En términos de precios, el informe del Banco de España señala que, en el segundo trimestre de 2024, los precios de las viviendas superaron el máximo registrado en 2007, con una revalorización acumulada del 66% desde principios de 2014. Sin embargo, en términos reales, los precios medios permanecen un 25% por debajo de los niveles de 2007.
La desigualdad en la oferta
El desajuste entre oferta y demanda muestra una significativa heterogeneidad a nivel geográfico. Las provincias de Madrid y Barcelona, según el Banco de España, representan cerca de un tercio del total del déficit acumulado de vivienda estimado para el período 2022-2025. Esta cifra supera el 50% del déficit total si se incluyen también las provincias de Valencia, Alicante y Málaga. Estas cinco provincias suponen alrededor del 50% de la creación neta de hogares prevista, mientras que la producción de vivienda nueva en estos territorios no alcanzaría el 45% del total.
Las provincias de Barcelona, Valencia y Alicante son las que presentan el mayor diferencial entre su peso relativo en la creación neta de hogares y la proporción que representan en la producción de vivienda nueva. Además, en provincias como Alicante y Málaga se concentra una importante demanda de vivienda por parte de no residentes. También se identifican áreas en la costa mediterránea, en las islas Canarias y en las Islas Baleares que presentan déficits significativos en términos de vivienda.
En definitiva, la existencia de aproximadamente 450.000 inmuebles desocupados en España evidencia una problemática compleja en el sector inmobiliario. Si bien la demanda de vivienda se mantiene alta, la desconexión entre la oferta de estos inmuebles y las necesidades del mercado pone de manifiesto la urgencia de un enfoque integral que contemple tanto la rehabilitación de propiedades como la adaptación de políticas que aporten una mayor seguridad jurídica a los propietarios y permita que buena parte de ese parque de vivienda se ponga en alquiler.