![El 'truco' de la caída de la deuda por el incremento extraordinario del PIB - José María Rotellar Los ciudadanos necesitan que el Gobierno aligere cargas como la deflactación del IRPF o la bajada de impuestos, no que los endeuden más.](https://s.libertaddigital.com/images/trans.png)
Pese a algún mes en el que la deuda desciende por los distintos ritmos entre las amortizaciones y las refinanciaciones, como sucede este mes, la tendencia de la deuda sigue siendo alcista, pues el déficit no cesa.
Como podemos observar, la rebaja del cociente entre la deuda y el PIB se produce porque el PIB nominal se incrementa de manera muy importante, en primer lugar, por la inflación. En segundo lugar, por la revisión extraordinaria, sin precedentes cercanos en su magnitud, que el INE realizó en septiembre, elevando el PIB nominal de 2021 en 35.000 millones de euros, con efecto arrastre.
La deuda puede rebajarse ficticiamente, pero sigue existiendo, sigue creciendo y sigue acumulándose como una losa para la economía española, tanto por su capacidad para devolverla, como para su capacidad para pagar los intereses por la misma, que drenarán recursos a otros servicios esenciales.
Los datos son los siguientes, como recogemos siempre en el artículo mensual de deuda:
En octubre, la deuda bajó en 7.873 millones de euros debido al distinto ritmo entre refinanciaciones y amortizaciones, no a descenso de la deuda real, pues al haber déficit sigue incrementándose y mantiene, así, su tendencia creciente, como ha hecho Sánchez durante todo el sexenio de su mandato.
La deuda supera los 1,6 billones de euros y se sitúa en octubre en 1,628243 billones de euros de endeudamiento, con 470.000 millones de euros de incremento desde que gobierna Sánchez (470.906 millones), según las notas iniciales de deuda de las AAPP emitidas por el Banco de España con carácter mensual.
De esta forma, la deuda sigue incrementándose en alrededor de 200 millones de euros al día (200,81 millones) -casi 1.500 millones a la semana, 6.000 millones al mes, casi 9 millones cada hora- desde que gobierna Sánchez.
O dicho de otra manera, Sánchez incrementa la deuda cada minuto en 139.453 euros. Es decir, mientras un ciudadano hace una pausa de quince minutos para tomarse un café por la mañana, Sánchez habría incrementado la deuda en más de 2 millones de euros.
Y durante una jornada laboral completa, en la que un ciudadano habrá estado trabajando duramente ocho horas, generando actividad económica, empleo y pagando sus impuestos, Sánchez habrá aumentado la deuda en casi 70 millones de euros.
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El descenso de la deuda sobre el PIB sólo se produce por el incremento del PIB nominal debido a la revisión extraordinaria que llevó a cabo el INE, al aumentar en la última revisión el PIB nominal en 35.000 millones de euros, con efecto arrastre sobre los años siguientes, en mero efecto espejismo, como se ve al comparar el dato con revisión del PIB y sin revisión del PIB, revisión que aminora el cociente en casi tres puntos de PIB.
El incremento del endeudamiento puede poner en peligro a la economía española, tanto por su capacidad para financiarla si el BCE deja de comprar deuda, como por la repercusión de sus intereses en el presupuesto, que mermará recursos para servicios esenciales y que, a su vez, incrementará el gasto.
El incremento del gasto es un problema importante, con el déficit estructural, construido sobre un gasto desmedido, que se ha ido consolidando en el tiempo, como principal problema. El propio Banco de España, en sus proyecciones macroeconómicas ha elevado la previsión de déficit para 2024 al 3,4% del PIB, pese al alza del PIB por la revisión extraordinaria llevada a cabo por el INE, que da idea de la fuerza con la que está subiendo el gasto.
Así, sobre la base de unos ingresos coyunturales, se ha ido asumiendo un incremento del gasto anual en el sector público, especialmente en el Gobierno de la nación, que nos lleva a una situación de insostenibilidad: con una recaudación adicional de más de 30.000 millones en 2022, el déficit sólo se redujo 2 décimas sobre el objetivo, que denota el importante incremento del gasto que se está produciendo (tres décimas si empleamos la revisión del PIB, pero no es comparable con la previsión inicial, realizada con un PIB estimado menor, al no haberse revisado entonces). Además, la IGAE detectó un pequeño incremento del déficit posteriormente, que se come una décima.
En 2023, el gasto siguió aumentando y si el déficit disminuyó se debió sólo al incremento de ingresos por aumento de la inflación, al igual que en 2022. El Gobierno también fía todo a los ingresos en 2024, ya que el gasto se encuentra disparado, como hemos podido ver con el techo de gasto no financiero que previó para 2025, donde cada vez se vuelve más estructural. Si cumple el objetivo, será por el impulso inflacionista de la recaudación y del PIB nominal, revisado de manera extraordinaria por el INE, incrementado en 35.000 millones por dicha revisión, no por crecimiento sano ni por ajuste del gasto, que sigue creciendo. Sin embargo, tal y como prevé el Banco de España, es probable que el aumento de gasto eleve el déficit por encima de lo previsto.
Este endeudamiento se agravará, con mayor crecimiento de gasto, que incrementará el gasto estructural y el déficit estructural.
Adicionalmente, si se termina de aplicar el concierto catalán, la Administración General del Estado puede perder varios miles de millones de euros, con el agravamiento de dicho déficit, al tiempo que tendría que cubrir los servicios esenciales de las CCAA receptoras de fondos ante la insolidaridad del cupo catalán, tal y como distintos organismos han publicado, el último, el Colegio de Economistas de Madrid
De esa manera, el déficit estructural español se sitúa alrededor de cuatro puntos porcentuales sobre el PIB, elemento que señala un grave desequilibrio de la economía española. Déficit estructural que es la gran preocupación de la Comisión Europea.
De hecho, si la Comisión Europea considera que España logrará contener el déficit en 2024 en el 3% del PIB, se debe al incremento del PIB nominal como consecuencia de la inflación, no a que el gasto se reduzca, porque el gasto aumenta. Es más, la propia Comisión Europea, en sus perspectivas de otoño, considera que en 2026 repuntará el cociente de déficit sobre PIB en España, que da muestra del incremento de su parte estructural, siendo incluso la Comisión muy optimista.
Sánchez no rectifica, pues la disminución de la deuda que algún mes se produce, como éste, no es real, sino por efecto estadístico del distinto decalaje entre amortizaciones y nueva financiación.
La tendencia, así, sigue siendo alcista -y así seguirá mientras siga habiendo déficit, pues la deuda no es más que el sumatorio de los distintos saldos presupuestarios de cada ejercicio- con la aportación de inestabilidad a la economía que ello supone, como también ha sucedido en 2022 y en 2023, pese al incremento extraordinario de recaudación motivado por la inflación, que ya se desacelera a pasos agigantados, situando el gran problema en la actualidad, donde la ralentización económica -más allá del impulso artificial del efecto base estadístico- será mayor y los ingresos podrán cubrir todavía peor los gastos. La propia AIReF ha advertido de la aceleración del gasto y ha pedido que se tomen medidas para corregir lo que será un incumplimiento de la regla de gasto. Si el cupo catalán sale adelante, contribuirá a introducir inestabilidad presupuestaria, con más déficit y más deuda.
La deuda con esos 1,628 billones de euros, supone el 102,6% del PIB español, pero sólo por el efecto del incremento extraordinario del PIB en la revisión de 2021…
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…sin esa revisión, sería del 105,5% del PIB. Es decir, la revisión extraordinaria del PIB rebaja en casi 3 puntos el cociente, pero la deuda sube con fuerza en valores absolutos:
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Sobre los datos de PIB agregados de los últimos cuatro trimestres -ya con el PIB revisado-, el porcentaje se eleva al 103,8%.
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Aunque es obvio que el efecto del denominador derivado del crecimiento del PIB mitiga el cociente, como vemos, seguirá siendo muy elevado porcentualmente y, lo que es más preocupante, creciente en valores absolutos.
Todo ello, nos lleva a que desde que gobierna Sánchez la deuda se ha incrementado en 470.906 millones de euros. Durante el primer año, aumentó en 38.688 millones, y al cabo cinco años de mandato el incremento es de 470.000 millones de euros, según las notas mensuales iniciales publicadas por el Banco de España sobre la deuda de las AAPP.
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Así, si durante el primer año creció la deuda por persona en 828,03 euros, en los más de cuatro años de mandato de Sánchez la deuda por persona ha aumentado en 9.650 euros (más de diez veces el incremento del primer año).
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O visto de otra manera: en el primer año, la deuda se incrementaba a un ritmo de 105,99 millones de euros al día. Ahora, tras casi cinco años de Gobierno de Sánchez, la deuda crece 200,81 millones de euros cada día.
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De esa forma, seguimos con un incremento exponencial del gasto, manteniéndonos en el furgón de cola de la recuperación de la UE, pese a la revisión extraordinaria al alza que ha realizado el INE y al impulso que en el último sexenio le ha dado el gasto público al PIB, en un entorno económico complicado.
Esto impulsa el crecimiento a corto plazo, sobre unos cimientos muy débiles, que perjudican, además, a la estructura económica del medio y largo plazo, debido a la composición insana del crecimiento, donde crece el gasto público y cae la inversión, dándose un efecto expulsión de la inversión privada por parte del gasto público.
Los ciudadanos necesitan que el Gobierno les aligere de cargas, como, por ejemplo, la deflactación del IRPF, y la bajada de impuestos, no que los endeuden más.
Es imprescindible, por tanto, reducir el gasto ineficiente, porque es el origen del problema y vuelve insostenible el mantenimiento de la estructura económica con semejante endeudamiento, y devolver a los ciudadanos la recaudación extra que el Gobierno está consiguiendo gracias a la inflación, que asfixia a los españoles, les hace perder poder adquisitivo y les impide llegar a fin de mes y poder competir, en el caso de las empresas, en los mercados. Es decir, se necesita una política económica radicalmente distinta a la de Sánchez.
Muy feliz Navidad a todos los lectores de Libertad Digital.