
A medida que la urbanización de la calle Excelente de Carabanchel va recuperando su normalidad, la investigación sobre la mafia que podría estar detrás de esta megaokupación de 27 viviendas continúa avanzando. Así lo corrobora a Libre Mercado la empresa Servi-okupas, contratada por la promotora para recuperar los pisos usurpados. Su gerente, Alberto Cuesta, acaba de aportar al juzgado que lleva el caso numerosos vídeos que demostrarían que, lejos de ser víctimas de una estafa, los okupas —o al menos parte de ellos— estarían coordinados e incluso ya estarían buscando nuevas promociones que asaltar.
Dichas imágenes habrían sido rescatadas de varios grupos de WhatsApp que comparten y que los propios okupas que han desistido habrían aportado a los mediadores. "¡En proceso! En un par de años le caemos a estos", se escucha decir a un hombre que circula con su coche mientras graba una promoción aún en curso y que, acto seguido, fija su atención en unos chalés ubicados justo en frente y aparentemente terminados. "Esto ya está. Por si acaso, vayan haciendo sus pedidos musicales —le dice al resto de miembros—. ¡A pie de calle! ¡A pie de calle! Ahí tienes tu entrada…".
Y la cosa no termina ahí. "O si no, allá, más para el fondo. Eso parece… ¡Su madre!", dice sorprendido tanto por la gran cantidad de obra nueva que hay en la zona como por la calidad de las construcciones. En este primer vídeo, nada permite adivinar la ubicación exacta. En un segundo, sin embargo, él mismo revela su objetivo. "Próximo destino: Boadilla del Monte", dice entre risas, aunque el audio del GPS menciona dos calles justo en ese momento —calle Riga y Avenida de la Unión Europea— que, en realidad, pertenecen al colindante municipio de Villaviciosa de Odón, lo que demostraría que también estarían tanteando dicha localidad. "¡Qué rico!", se regodea al ver las casas.
El hombre —al que Servi-okupas identifica con el único paraguayo que hay entre los okupas peruanos—, se baja a continuación del coche y entra directamente en una urbanización de chalés aún sin entregar. "¡Ni el plástico está sacado de la puerta! ¿Cómo es la vuelta? —les pregunta a sus compañeros—. ¡Hablen! ¡Hagan sus pedidos musicales!".
Indicios de organización criminal
Para Alberto Cuesta, la conclusión es clara: "Los que en principio parecían estafados parece que son una organización criminal". De hecho, estos no son los únicos vídeos que obran en su poder, sino que también disponen de otro en el que se ve a varias familias celebrando una fiesta a final de año en la que el DJ envía "un saludo muy especial a los estafados de Carabanchel", mientras los invitados ríen y dan palmas, ofreciendo una imagen muy alejada del papel de víctimas que todos ellos han asumido hasta ahora.
Con todo, la empresa de mediación ya ha puesto todo el material "filtrado por okupas que ya se han marchado del edificio" a disposición del juez, que tendrá que valorar todas las pruebas y actuar en consecuencia. A la espera de eso ocurra, sin embargo, todo ello ya estaría sirviendo para convencer a más familias de que abandonen voluntariamente la urbanización antes de que las consecuencias sean peores. "Ya hemos recuperado 13 viviendas y están saliendo ahora de 7 casas más", explicaba a última hora de este lunes el gerente de Servi-okupas.
Pese a la polémica que siempre rodea a estas empresas que ofrecen una mediación extrajudicial, ellos defienden que ni han usado la fuerza ni tampoco les han pagado para que se vayan, sino que se han limitado a exponerles las numerosas causas penales que se avecinan. "Están saliendo voluntariamente para no tener que enfrentarse a todos los problemas que tienen encima, porque estamos hablando de usurpación, de fraude eléctrico, de fraude en el agua —dice en referencia a los diferentes suministros que los okupas tendrían enganchados—, de falsedad documental e incluso podríamos hablar de organización criminal".
Con una investigación judicial abierta, Alberto Cuesta elude dar muchos detalles al respecto, pero sí ofrece datos que apuntan en esta dirección. Así, llama la atención sobre el hecho de que 26 de los 27 denunciados son ecuatorianos —el otro sería el paraguayo que, según Alberto Cuesta habría grabado los vídeos— y que 7 de ellos son familiares.
Además de la usurpación en sí misma, los vecinos habían denunciado peleas, suciedad y vandalismo. Sin embargo, la empresa asegura que, tras su intervención, las cosas han cambiado radicalmente. "Ahora mismo la tensión ha desaparecido y los vecinos pueden dedicarse a trabajar y a jugar al pádel, porque la preocupación ha cambiado de bando", resume el gerente, que se muestra especialmente optimista. "De aquí a dos semanas confiamos en recuperar las 12 viviendas que nos quedan, porque esto ya está muy avanzado", insiste.
La versión de los okupas
Los okupas aseguraban haber sido víctimas de una estafa y decían haber pagado entre 2.000 y 3.000 euros a un ciudadano español —al que se refieren como "el gitano"— por las llaves de un piso que algunos dicen haber encontrado en una página de Facebook llamada "Peruanos en Madrid", otros en Milanuncios, otros en un "papelito a la salida de un locutorio" y otros en la cola de un comedor social.
En un primer momento, apuntaron que se trataba de una compra, pero luego todos ellos alegaron que dicha cantidad no era sino la fianza y el pago del primer mes de un alquiler que luego tendrían que seguir pagando mensualmente. Sin embargo, ninguno de ellos lo ha llegado a abonar, ya que el supuesto casero habría desaparecido sin dejar rastro.
"A mí me pidieron 3.000 euros", decía Chicolay a Libre Mercado, quien reconocía que ni siquiera le exigieron aportar su nómina antes de firmar un contrato que la Policía ya ha calificado como falso. "Me dijo ‘mientras tengas pasaporte y padrón, me sirve’, así que genial, porque hay muchas inmobiliarias que te piden eso", explicaba sin extrañarse por unas facilidades que, desde luego, no son las habituales, y menos en una ciudad como Madrid.
Y no era el único. "Solamente me preguntó so trabajaba", apuntaba otra mujer que también se identificaba como "víctima". A pesar de reconocer que lleva 13 años en España y que jamás se había encontrado con tanta "amabilidad", la joven insistía en que tampoco sospechó que se podía tratar de una estafa. "No. ¿Y sabes por qué? Porque me trajo al piso".
Pero el hecho de que no les exigieran presentar nómina alguna no es lo único que chirría en toda esta historia. A las puertas de la urbanización nos atendía también otro peruano que, según decía, acordó un alquiler mensual de 350 euros. "¿Y no os sorprendió que os pidieran sólo 350 euros en una urbanización con piscina, con pádel y hasta gimnasio...?", le insistimos. Pues, por increíble que parezca en la capital de España, tampoco esto les pareció motivo alguno para desconfiar: "Me asombré y dije… ¡Guau! Es una buena oportunidad para mí, ya que me paso todo el día trabajando, pero en ningún momento pensé que podía ser una estafa".