
Ni Adam Smith, ni Frédéric Bastiat ni siquiera Friedrich Hayek. Nadie ha convertido a más izquierdistas en defensores del libre comercio que Donald Trump.
¿Recuerdan ese refrán de "no hay mal que por bien no venga"? Pues a lo mejor el anuncio de esta semana del presidente norteamericano (y sí, si se aplican, esos aranceles conformarían la medida económica más absurda y dañina que uno recuerda) tiene una derivada positiva: cambiar la conversación sobre el comercio, la globalización, las grandes empresas... Todo eso que la izquierda occidental lleva décadas criticando, de un día para otro se convierte en bueno, simplemente porque lo ataca su enemigo número 1. Quizás saquemos eso en claro.
Titulares de este viernes a mediodía en la portada de El País y ElDiario.es (y cojo estos dos periódicos simplemente como ejemplo, podríamos acordar que son los más influyentes en la izquierda española):
- Trump condena a la economía global a más inflación, menos crecimiento y mucha incertidumbre
- Los aranceles en el mayor viñedo del mundo: "El consumidor medio y los jóvenes van a irse a vinos más baratos"
- "La fórmula de aranceles de Trump recibiría un suspenso en un curso básico de economía"
- Los mercados mundiales entran en pánico ante la guerra comercial desatada por Trump
- Powell da la voz de alarma sobre los aranceles de Trump: supondrán menos crecimiento y más inflación
Podríamos seguir. Porque, además, lo importante no es sólo el titular. Lo más relevante es el tono: crítico, angustiado, alarmante... Un neo-ultra-mega-liberal no lo haría mejor. Yo firmaba la mayoría de los encabezados que leo. No crean que eso me pasa tanto leyendo la prensa española.
Qué hemos aprendido esta semana:
- Las grandes empresas son buenas. Porque son ellas, sobre todo, las que exportan. A ver si nos pensamos que los aranceles van a afectar a Calzados Paco. Como a todos, porque generarán recesión y menos actividad. Pero a los que crujen es a las multinacionales, que por eso se llaman así.
- Las cadenas globales de suministro generan crecimiento y mejoran la eficiencia global. En estos de los aranceles, una clave es que a los productos de consumo final les afectan... pero menos. Sí, lo sé, el aceite de oliva o el vino se van a llevar un buen palo. Pero, en general, los que sufrirán más impacto son los grandes productores, que en un elevado porcentaje fabrican los bienes que llevan al mercado por partes: en Vietnam la pieza 1; en Eslovaquia la 2; en México la 3; y ensamblamos en Coruña, de donde lo mandamos a nuestras tiendas. Es ese modelo el que queda muy tocado y veremos las consecuencias: precios disparados, menos alternativas a nuestra disposición, etc...
- Los bienes intermedios son clave y los aranceles destrozan la industria del país que se supone que protegen. Muy relacionada con la anterior. Cuando un país impone aranceles, no sólo los pagan los consumidores de ese país (que también, y muy caro: es un impuesto nefasto). Además, este tipo de medidas perjudican (y mucho) a su industria, ésa que se supone que se intenta proteger con las tarifas. ¿Cómo? Pues encareciendo todo el proceso productivo. Leía el otro día que un coche americano, que sale de una planta estadounidense, ha cruzado la frontera con México desde el inicio de su fabricación al menos 5-6 veces (muchas veces, más). Quizás no el coche completo, pero sí buena parte de sus piezas. Poner un arancel para ayudar a esa fábrica es como darle un empujón para que corra más a un ciclista al que has atado antes los pedales.
- La globalización es buena, ha generado riqueza y prosperidad. Y las barreras comerciales nos dañan a todos (sobre todo a las regiones menos desarrolladas). Fabricar en países del tercer mundo y que estos países luego vendan sus bienes en países ricos es lo mejor que les puede pasar a sus habitantes. Las milongas del "comercio justo" o el "consumo de kilómetro cero" o "el peligro de las deslocalizaciones" no son más que lemas de pancarta. Suenan bien a algún incauto pero, en el fondo, sólo sirven para empobrecernos a todos, especialmente a los más pobres entre los pobres.
- El mundo es más rico que nunca. Por eso es tan peligroso el movimiento de Trump, porque amenaza esa prosperidad. Pese a los mensajes catastrofistas habituales sobre pobres cada vez más pobres o sobre el incremento de la miseria, lo cierto es que los últimos 40-50 años, los de la globalización y el crecimiento del comercio mundial, han sido fantásticos para el planeta. La clase media global (ésa que nos dicen esta semana que está en peligro por la guerra comercial) no ha surgido de la nada. La ha traído el capitalismo, el comercio, el libre mercado...
- Los aranceles son malos. Sí, también los de la Unión Europea contra las empresas norteamericanas. O las restricciones (y son muchas) que en este área comercial imponemos a terceros países. Si lo de Trump es estúpido (perjudicas a tus ciudadanos), dañino (generas menos crecimiento en todo el planeta) e injusto (los que más lo sufrirán serán los que menos tienen, con precios más altos y menos oportunidades laborales), ¿por qué lo que ha estado haciendo la UE hasta ahora es menos malvado? Bueno sí, porque nuestras barreras al comercio eran menores que las conocidas esta semana. Pero el principio es el mismo, ¿no?
Dicen que esto de Trump es sólo una herramienta negociadora y que al final no será para tanto. Esperemos que sea así. Porque si van en serio (y eso parece, para qué nos vamos a engañar) nos esperan años muy complicados. También es verdad que reconozco que me iba a dar un poco de pena que eliminase los aranceles. Con todos estos nuevos izquierdistas subiéndose al carro del comercio. Tantos años predicando y diciéndoles que lean a Sowell o a Mises; y en una semana ya nos han comprado la teoría completita. Porque ya les digo yo que el día siguiente a que Trump llegue a un acuerdo comercial con la UE, volveremos a las multinacionales buitre, a la semi-esclavitud de los trabajadores indonesios y al peligro de que nos colonice el imperio con sus franquicias y sus gigantes tecnológicos. Con lo bonitas que estaban esas portadas de la prensa progresista, con unas fotos preciosas de grandes buques contenedores; si hasta me había emocionado.