
Nos estamos dando cuenta de que el gobierno de España está llenito de gorrones. De esos que se autoinvitan a las fiestas y llegan sacando pecho. Ya lo hizo Bolaños en los festejos del 2 de mayo, cuando una heroica jefa de gabinete impidió que subiera al escenario en la Puerta del Sol. Y ahora lo hace el ministro mamporrero, el titán de Pucela, que llora desconsoladamente porque Isabel Díaz Ayuso canceló una inauguración a la que él se había auto invitado.
Con gesto compungido y ánimo pesaroso, salió Óscar Puente en sus redes sociales a, simple y llanamente, mentir a los ciudadanos. Nada nuevo. Acusó a la presidenta de la Comunidad de Madrid de llevarse el crédito por el proyecto de la ampliación de la línea 3 de metro. Dijo Puente -cito textualmente- "es el gobierno de España el que financia íntegramente la ampliación de la línea".
Es tónica habitual que el gobierno nos tome por imbéciles. Es posible, incluso, que la mayoría lo seamos (por eso lo hacen). Pero hay ruedas de molino con las que es difícil comulgar. La ampliación de la línea 3 de metro de Madrid se ha pagado, en su totalidad, con dinero procedente de los fondos europeos. Es decir, el gobierno de España no ha puesto ni un euro. Ni un solo euro. Y, en cualquier caso, lo hubiéramos puesto los ciudadanos, no ellos. Gorrones hasta el final.
Lo que sí debería preocupar al ministro Puente es, precisamente, la ejecución de esos fondos europeos. En 51 meses desde que Bruselas nos dio el dinero, únicamente han conseguido adjudicar el 30% de dichos fondos. Quedan 17 meses para que finalice el plazo y tienen que adjudicar el 70% restante, algo improbable, teniendo en cuenta la excelencia en la gestión que les caracteriza. ¿Saben lo que sucederá dentro de 17 meses? Que tendremos que devolver ese dinero.
El gobierno tiene secuestrados más de 100.000 millones de euros por una ineptitud asombrosa y una dejadez fascinante. Jamás un gobierno se vio en una situación similar, regado desde Europa con miles de millones de forma gratuita y mostrándose absolutamente inoperante a la hora de gestionar una fuente de riqueza inédita.
No sorprende, en cualquier caso, la maniobra evasiva del ministro. Hay que desviar la atención a toda costa, y más cuando este jueves ha tenido que comparecer en la Comisión que investiga los enchufes a dedo de la "sobrina" de Ábalos en el ministerio que hoy dirige. Esos enchufes sobre los que declaró "no tener constancia de ninguna irregularidad".
No me digan que no es enternecedor. No se entera de los enchufes, no se entera de las juergas de Ábalos en Paradores, no se entera de la furgoneta llena de "sobrinas" para la fiesta, no se entera de las saunas de la familia de su jefe, no se entera de la cátedra de la jefa, no se entera de las historias del fiscal general del estado, no se entera de las cositas de Koldo, ni de las de Aldama, ni de las del hermano del jefe… no se entera de nada, salvo de lo que hace Ayuso. Es tan grande el odio que le tienen que va a ser su ruina.