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Los apagones provocan el caos en el nuevo tren bala Pekín-Shanghái

El tren de alta velocidad, inaugurado hace unos días con todos los honores, sufre retrasos por problemas en el suministro eléctrico.

La inversión de 23.458 millones de euros con la que se ha construido la línea de alta velocidad más larga del mundo no es suficiente para evitar las averías. El recién inaugurado tren de alta velocidad Pekín-Shanghái lejos de cosechar los éxitos que todos sus seguidores auguraban ha venido sufriendo numerosos incidentes desde su estreno.

Este tren puede alcanzar los 300 km/h y conectar los 1.318 kilómetros que separan a las dos ciudades más importantes de China en tan sólo cinco horas (la mitad de lo que se tardaba antes). Esto había convertido el proyecto en una auténtica revolución tecnológica, pero las numerosas dificultades de funcionamiento que viene sufriendo han conseguido que el nuevo AVE chino pierda gran parte de la popularidad de la que gozaba.

Los problemas comenzaron desde su inauguración. El primero fue la ausencia de una sala para fumadores. A pesar de poder llegar a sus destinos en un tiempo record, los fumadores no fueron capaces de calmar sus ansias por encenderse un cigarrillo y eligieron el baño como la opción más discreta. Pero el tren cuenta con detectores de humo que, cuando descubren que alguien esta fumando, disparan sus alarmas y automáticamente disminuyen la velocidad del convoy, lo que produce retrasos y le impide cumplir con su horario. Los guardias de seguridad ya han descubierto a algunos infractores infraganti, les han aplicado la sanción correspondiente y les han obligado a apagar los pitillos.

Ahora, cuando parecía que los problemas del tren habían llegado a su fin, otro tipo de apagón, esta vez de su maquinaria, ha vuelto a centrar la atención en el macro proyecto. Según las autoridades, la lluvia de los meses estivales fue la culpable de que el pasado lunes 11 trenes sufrieran retrasos aunque el martes la tardanza afectó a 29.

Además, otro apagón se produjo por una avería del tendido a la altura de la ciudad de Suzhou, y tardó dos horas en ser arreglado, detalló el Buró de Ferrocarriles de Shanghái.

El peor todos se produjo cuando la energía eléctrica falló también en el interior del tren, lo que dejó a los pasajeros de uno de los trenes a oscuras y sin aire acondicionado durante unas dos horas, además de con el vehículo ligeramente inclinado hacia un lado.

El resumen es que una de las obras de alta velocidad más ambiciosas de los últimos tiempos está en graves problemas por errores técnicos tan sólo dos semanas después de su inauguración. Seguro que las autoridades chinas pondrán todo el dinero que haga falta para que no vuelvan a producirse estas incidencias. Pero, al menos por un tiempo, una de sus más ambiciosas obras está en entredicho.

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