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EEUU amenaza de nuevo a China con desatar una guerra comercial

El Senado norteamericano propone elevar los aranceles al país asiático para forzar una revaluación de su divisa (renminbi). Su aprobación depende del Congreso.

El pasado 4 de octubre, el presidente de la Reserva Federal de EEUU (FED), Ben Bernanke, compareció ante el Comité Económico Conjunto (JEC, en sus siglas en inglés). El presidente del JEC, el senador demócrata por el estado de Pennsylvania Bob Casey, Jr., afirmó que la política monetaria china provoca preocupación entre sus conciudadanos de ambos partidos por igual.

Casey citó una parte de un discurso pronunciado por el propio Bernanke en diciembre de 2006 ante la Academia China de Ciencias Sociales: "Un mayor papel de las fuerzas del mercado en la determinación del valor del renminbi reduciría una importante distorsión en la economía china, el subsidio efectivo que una divisa infravalorada ofrece a las empresas chinas que se centran en exportar en vez de en producir para el mercado interior. Una reducción de este subsidio efectivo induciría a más empresas a dirigir la producción hacia el mercado nacional beneficiando a los consumidores y empresas nacionales".

Acto seguido, Casey le preguntó a Bernanke si podía cuantificar la infravaloración del renminbi así como la pérdida de empleos provocada por tal infravaloración monetaria. Bernanke se remitió a estudios de otros organismos internacionales como el FMI y algún think tank para afirmar que eran magnitudes importantes, pero no aventuró cifra alguna para ninguna de las dos preguntas. 

Muchos de los que apoyan las iniciativas parlamentarias para forzar a China a apreciar su divisa han cifrado esta infravaloración del renminbi en un 40%. Pese a ello, cabe observar que desde 2005 la divisa china se ha apreciado alrededor de un 30% frente al dólar estadounidense.

El voto del Senado

Exactamente una semana más tarde, el martes 11 de octubre, el Senado de EEUU aprobaba por 63 votos a favor y 35 en contra una nueva medida legislativa para presionar al Gobierno chino a que aprecie su divisa. Concretamente, 47 senadores demócratas y 16 republicanos votaron a favor, mientras que los votos en contra correspondieron a 30 republicanos, 4 demócratas y un independiente.

El speaker de la Cámara de Representantes, el republicano por Ohio, John Boehner, no ha dudado en calificar esta iniciativa legislativa de "movimiento bastante peligroso", mostrando así sus dudas respecto a que el Congreso norteamericano le dicte a Pekín la política monetaria que debe seguir. Pero Boehner no es el único incómodo. Se ha interpretado que este voto pone en aprietos a la Cámara Baja que él preside y que, hasta ahora, había preferido no iniciar acciones legislativas de este tipo por temor a provocar una guerra comercial con el gigante asiático.

En la misma tesitura se encuentra el presidente de EEUU, Barack Obama, que se ha manifestado en contra de semejantes medidas alegando que podrían ir en contra de las reglas del comercio internacional, e incluso provocar una respuesta proteccionista por parte de China. Sin embargo, cabe señalar que esta vez, a diferencia de lo que suele ser habitual, la Presidencia no ha emitido ningún comunicado en contra de la iniciativa del Senado.

Si bien es cierto que en la literalidad del texto aprobado, la norma no se dirige específicamente contra la República Popular China, a nadie se le escapa que es ésta la nación cuya divisa barata más preocupa en Washington.

Las novedades que introduciría esta legislación, si pasa el trámite del Congreso, se centrarían en la obligación de Estados Unidos de determinar, según una serie de parámetros objetivos, el nivel de "desajuste" de las divisas extranjeras. El paso siguiente consistiría en imponer "compensaciones" sobre las importaciones procedentes de los países así calificados de "manipuladores" si el "desajuste" no se subsana en 90 días. Si la situación se prolonga durante más de un año, EEUU trasladaría su queja a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para mediar en la disputa.

Pero este último punto parece ser una amenaza bastante poco creíble, ya que Obama ha afirmado lo siguiente: "No quiero una situación en la que aprobemos leyes que son simbólicas a sabiendas de que, probablemente, no tendrán el respaldo de la OMC", si bien considera que "China ha sido muy agresiva sesgando el sistema comercial a su favor a costa de otros países, particularmente de Estados Unidos [...] La manipulación de la divisa en un ejemplo de ello". Aunque cabe recordar que en su etapa de senador Obama apoyó medidas similares en 2007, llegado el caso, el presidente podría ejercer su derecho constitucional y vetar esta ley, pero recordando su propio historial en el Senado ese veto tampoco parece inevitable.

A principios de mes, 175 demócratas y ningún republicano habían firmado la petición para obligar a la Cámara de Representantes a votar esta medida. Les faltaban 43 votos para alcanzar los 218 necesarios para que la petición sea vinculante para el Congreso.

Precedentes reveladores

El año pasado, una iniciativa similar consiguió el respaldo de 379 congresistas frente a 48, entre estos últimos, por cierto, ya se encontraba Boehner; aunque 99 republicanos votaron a favor en esa ocasión.

El Departamento del Tesoro de la actual administración Obama, al igual que el de Bush, se ha mostrado claramente a favor de persuadir a China de que aprecie su divisa, pero muy en contra de hacerlo mediante el Congreso. Sin embargo, ambas administraciones y partidos han usado las dos cámaras para proponer nuevas leyes en este sentido.

El Congreso norteamericano tiene la costumbre de aprobar simultáneamente legislación proteccionista y librecambista. Un buen ejemplo lo encontramos en el año 2002, cuando la Administración Bush anunció la aplicación de un arancel sobre el acero poco antes de la votación del Congreso sobre la "Autoridad de Promoción del Comercio", que facilitó las negociaciones comerciales por la vía rápida, el llamado "fast track".

Tres años después, en 2005, los republicanos dieron su apoyo a otra iniciativa parlamentaria sobre las divisas extranjeras para así asegurarse el apoyo al Acuerdo de Libre Comercio de América Central. En esa ocasión, el demócrata Schumer y el republicano Graham ya propusieron una medida legislativa para forzar una apreciación del renminbi. La propuesta no logró ser aprobada, de hecho, el propio Schumer afirmó que prefería que el ajuste se produjese por iniciativa china y no por medio de una amenaza legislativa por parte de EEUU. Y, en efecto, China permitió una cierta apreciación, aunque a muchos norteamericanos les pareció -y les sigue pareciendo- muy insuficiente.

Ahora, en octubre de 2011, el Congreso está aprobando acuerdos de libre comercio con Corea del Sur, Colombia y Panamá, que han sido calificados por sus defensores como la mayor apertura de mercados para las empresas americanas en casi dos décadas. Así que, una vez más, una de cal y otra de arena: mientras EEUU firma nuevos tratados de libre comercio, aprovecha esta misma legislación para proponer medidas proteccionistas en el ámbito monetario contra China.

Con vistas a las elecciones presidenciales

Es probable que esta iniciativa, por tanto, corra la misma suerte que la de 2005, que nunca llegó a ser aprobada. Sin embargo, a medida que se acercan las elecciones presidenciales, los congresistas podrían ver en ella una llamativa herramienta para atraer el voto de los descontentos con la situación económica. Si, como le aseguraba Casey a Bernanke ante el JEC, los votantes de ambos partidos ven en la política monetaria china un factor importante en los decepcionantes niveles de paro norteamericano, la Cámara de Representantes podría cambiar de postura.

Por otro lado, y a diferencia de las campañas electorales anteriores, hay candidatos (de hecho, la mayoría de republicanos) que se pronuncian abiertamente en contra de la política de la FED. Quedará por ver, entonces, si la crítica republicana a su banco central queda aderezada con críticas a su ente homólogo chino.

Aunque esta iniciativa, en general, es menos popular entre los republicanos, ha encontrado el apoyo del gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, nada menos que el candidato republicano que va a la cabeza de las encuestas para las elecciones presidenciales de 2012. Romney se ha mostrado a favor de que el informe semi-anual del Tesoro haga referencia a la manipulación que China hace de su divisa, así como de presentar una queja formal ante la OMC, e incluso de aplicar aranceles en respuesta a la política china de tipos de cambio.

China reacciona

La respuesta de Pekín no se ha hecho esperar. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Ma Zhaoxu, ha calificado la iniciativa del Senado norteamericano de "dañina y no beneficiosa", y ha asegurado que "viola gravemente las normativas de la Organización del Comercio Mundial". Ma añadió: "Deberíamos resistir el proteccionismo, resistir la politización de los asuntos económicos y comerciales y salvaguardar el sano desarrollo de las relaciones chino-norteamericanas". Afirmó, además, que la medida perjudica "los esfuerzos compartidos de China y Estados Unidos, así como de la comunidad internacional, para promover una vigorosa recuperación y crecimiento en la economía mundial". 

El Ministerio de Comercio chino, por su parte, también se refirió al peligro de perjudicar la recuperación económica mundial advirtiendo de que esta ley norteamericana mandaría una "señal falsa de una escalada en el proteccionismo del comercio".

En el mismo sentido se ha pronunciado también el Banco Popular de China (PBC), asegurando que la medida no servirá para solucionar los problemas económicos ni el paro que sufre EEUU, pero que afectará negativamente a la relación entre ambos países. Igual que los otros dos organismos, el PBC considera que se está poniendo en riesgo la recuperación y el crecimiento de la economía mundial.

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