Menú
Pablo Molina

Progresan adecuadamente

Con los índices de calidad académica en los lugares de la vergüenza mundial, el principal motivo que encuentran los dirigentes estudiantiles para lanzarse a la calle es la reorganización del horario laboral de los docentes.

El que los sindicatos de enseñanza convoquen una huelga en defensa de los derechos de sus afiliados es algo normal. En último término están para eso. Para eso y para trincar subvenciones, pero ese es otro debate. Lo que ya no resulta comprensible es que los usuarios de un servicio claramente depauperado como el de la enseñanza estatal se sumen a las algaradas convocadas por los que están fallando estrepitosamente en el desarrollo de ese cometido.

Los ajustes presupuestarios en la enseñanza no deberían escandalizar a nadie teniendo en cuenta que es una de las tres grandes partidas de gasto del presupuesto nacional. En tiempos de penuria económica es inevitable realizar economías allí donde pueden ser más efectivas, porque eliminando solamente coches oficiales España no cumplirá jamás su objetivo de déficit.

Esos recortes, además, se están realizando principalmente en la optimización de los recursos humanos, a su vez la partida más importante dentro del gasto educativo, algo perfectamente lógico si lo que se pretende es economizar costes garantizando la prestación del servicio. Y es aquí precisamente donde el furor sindical se dispara en función de un malentendido muy popular, según el cual la educación estatal debe crear y mantener muchos puestos de trabajo al margen de cuales sean sus resultados efectivos.

Olvidan los convocantes que la escuela pública, en sus distintos niveles, no es una agencia de colocación. Es un compendio de órganos administrativos que prestan un servicio estatal para el cual, obviamente, se necesitan funcionarios. No al revés, como pretenden los sindicatos más representativos del sector, que ponen el grito en el cielo porque las autoridades académicas hayan decidido limitar al máximo la contratación de personal que no ha obtenido su plaza de funcionario de carrera en las oposiciones convocadas al uso.

Y en estas van los educandos y salen también a la calle a protestar, si bien en escasa medida a tenor de los datos de seguimiento de esta primera jornada de huelga de las muchas que seguirán de aquí a final de año, señal de que los sindicatos estudiantiles de izquierda gozan del mismo predicamento entre el alumnado que sus pares en la política nacional tras las últimas elecciones.

No quieren una educación eficiente y de calidad, sino la educación estatal que diseñaron los socialistas en cuanto llegaron al poder en España con el resultado por todos conocido. Con los índices de calidad académica en los lugares de la vergüenza mundial, el principal motivo que encuentran los dirigentes estudiantiles para lanzarse a la calle es la reorganización del horario laboral de los docentes llevada a cabo legítimamente por el órgano pagador. 

Los líderes estudiantiles progresan adecuadamente, qué duda cabe. Algunos de ellos llevan haciéndolo más de veinte años, desde que empezaron la educación primaria. Y lo que les queda, porque viendo los currículums de algunos dirigentes estudiantiles y el ritmo al que aprueban los créditos académicos, no parece que tengan mucha intención de dejar de progresar hasta bien cumplida la treintena. Todo con tal de alcanzar el objetivo de convertirse en la senectud mejor preparada de la Historia de España.

En Libre Mercado

    0
    comentarios
    Acceda a los 19 comentarios guardados