"El señor Serra está mucho más preparado para su cargo de lo que está la líder de UPyD para el suyo". Las palabras de Vicente Martínez Pujalte levantaron aplausos en su bancada y protestas en el partido magenta. Y es curioso, porque es precisamente en la comparecencia que menos expectación ha levantado de todas las que se desarrollan ante la Comisión de Economía del Congreso, donde se ha producido el momento más tenso de estas dos jornadas.
Lo llamativo es que el diputado popular no estaba defendiendo a uno de los suyos, sino a alguien que fue ministro durante más de una década con Felipe González. Pero a Pujalte le ha molestado mucho la insinuación de Álvaro Anchuelo, portavoz de Economía de UPyD, de que quizás el currículum de Serra no era el más adecuado para dirigir una caja. Y ha saltado para defender la plena legitimidad de que alguien que se dedique a la política, algo de lo que él se enorgullece según ha puntualizado, pase a renglón seguido a presidir una entidad financiera pública. Rosa Díez no estaba presente y ha sido Anchuelo el que ha debido contestar al popular, pidiéndole que retirase sus palabras. "No he descalificado a Díez y si usted lo siente así, lo retiro. Digo que hay que comparar todos los currículums", ha contestado Pujalte.
Pero la discusión va más allá de un mero rifirrafe parlamentario y deja cuestiones en el aire, puesto que precisamente esta comisión analiza los errores cometidos en el gobierno de las cajas y muchos ciudadanos se preguntan si su politización ha tenido algo que ver.
En las comparecencias que se han celebrado hasta ahora, casi todos los grupos han hablado del "sistema financiero" en general y lo han tachado de insolidario, descontrolado y desconectado con la sociedad. Es curioso, porque todos los comparecientes hasta el momento han sido políticos o dirigentes de cajas, nombrados o mantenidos con la aprobación de los grandes partidos. Pero el propio Serra ha negado cualquier politización de su entidad. Y Pujalte ha saltado rápidamente a la menor insinuación de que su nombramiento hubiera podido ser inadecuado simplemente por haber sido un alto cargo y por no tener experiencia en el sector.
Gloria pasajera
Hace tiempo que Narcís Serra no está en primera línea de la política española. El exvicepresidente del Gobierno, uno de los hombres más poderosos de España en los últimos años 80 y primeros 90, ha debido sentir lo efímera que es la gloria de este mundo cuando haya entrado este jueves por la tarde en la sala del Congreso donde se desarrollan las sesiones de la Comisión de Economía que analiza la situación del sistema financiero español. El centenar largo de personas que habían escuchado atentamente a Rodrigo Rato por la mañana se convertían, a las 16:30 de la tarde, en apenas dos decenas escasas de asistentes entre parlamentarios y periodistas. Y, además, pocos de los presentes parecían escucharle con atención.
En esta ocasión, el socialista acudía a la Cámara Baja como expresidente de Caixa Catalunya (que posteriormente dio origen a Catalunya Caixa, tras la fusión con las cajas de Manresa y Tarragona, y que es una de las entidades intervenidas por el Frob). En su intervención, ha hecho un análisis, en ocasiones autocrítico, de la situación de la entidad que dirigió entre 2005 y 2010. Pero también ha fijado su mirada en el conjunto del sistema de las cajas, del que ha dicho que "debería haberse mantenido. Era y es bueno para el país e introduce elementos que sería bueno mantener", en una clara defensa del control público de parte del sector financiero.
En su opinión el problema en las cajas nunca fue de "politización", sino de si los órganos de gobierno, que se renuevan cada poco tiempo, "tienen capacidad de control sobre los ejecutivos".
Serra ha aclarado que sólo presidió la nueva Catalunya Caixa de forma transitoria, por lo que su relato se ha ceñido a los acontecimientos acaecidos hasta la fusión de las cajas de Catalunya, Manresa y Tarragona, que dio lugar a la entidad actualmente nacionalizada.
El exministro socialista ha señalado que al acceder a la presidencia de Catalunya Caixa, en marzo de 2005, antes del inicio de la crisis, fue conociendo las características de la entidad y comparando sus cuentas de resultados con las de otras cajas de ahorros. "Llegué a la conclusión de que la entidad no gozaba del estado de salud que yo suponía cuando llegué a ella y que era absolutamente necesario dar un giro a muchos aspectos de gestión de la entidad, incluido un cambio de dirección de la misma", ha manifestado.