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Merkel insiste en recortar el déficit mientras Rajoy busca más tiempo

El Ejecutivo espera que, en abril, la Comisión amolde el objetivo de déficit a las "circunstancias" de España. Rajoy, de momento, insiste en el 4,5%.

El Ejecutivo espera que, en abril, la Comisión amolde el objetivo de déficit a las "circunstancias" de España. Rajoy, de momento, insiste en el 4,5%.

rn El presidente quiere ser muy respetuoso con la liturgia y los tiempos comunitarios en relación al objetivo de déficit público. "No se ha planteado este asunto ni se ha tratado eso aquí", contestó ante la posibilidad de recibir más margen de maniobra en 2013. Hasta finales de abril, cuando la Comisión Europea revisa los programas de los países miembros, España negará que sus intenciones sean otras que cumplir con el 4,5% del PIB fijado oficialmente.

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rn En privado, la realidad es bien distinta. Para el Ejecutivo, es fundamental conseguir algo de oxígeno y que la UE afloje la presión y le conceda tiempo extra para poner sus cuentas en orden. No conseguir lo que la jerga oficial denomina flexibilizar objetivos obligaría a nuevos y duros ajustes a los que, a priori, Mariano Rajoy se opone de forma frontal. En todo caso, fuentes del gabinete conocedoras de las negociaciones en Bruselas dan por hecho que la UE se amoldará a las necesidades nacionales.

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rn Lo importante, y lo que ha calado en las instituciones comunitarias, es que España es un país serio que cumple su palabra, argumentan. "La senda está marcada" y "vamos a cumplir nuestros compromisos", no se cansa de repetir Rajoy en la escena comunitaria. También en el plano de la austeridad. Cosa distinta es que se haga de acuerdo al calendario previsto: "Lo importante son los objetivos (finales), no los tiempos", resumió una alta fuente gubernamental. "No vamos a entrar en especulaciones, si algo he aprendido del presidente es a no decir lo que no quiero decir", añadió.

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rn Bruselas tiene que ser sensible a las circunstancias de cada país a ojos del Ejecutivo. Más aún en "tiempos de recesión", con una economía que no acaban de arrancar por culpa, principalmente, de la caída del consumo. Un extremo, aseguran, que incluso ha entendido Angela Merkel, canciller alemana: "Sólo basta leer sus declaraciones", inciden, en relación a sus referencias a la conjugación de las políticas de crecimiento y estímulo con la necesidad de no gastar lo que no se tiene.

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rn Aun así, la canciller apostilló en su última intervención antes de salir hacia Berlín que el hecho de que, por necesidades económicas, España vaya a un ritmo más lento de lo esperado incialmente no la exonera de cumplir con sus compromisos. "La reducción del déficit es un objetivo que hay que cumplir", aseveró

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rn "Ya veremos cómo se producen los acontecimientos. Hoy por hoy el objetivo de déficit para este año es del 4,5%", resumió el propio Rajoy, que abrió una nueva vía para la negociación: "Es preciso facilitar y garantizar las condiciones de financiación adecuadas que apoyen y que complementen los esfuerzos que cada uno de los países miembros estamos haciendo por corregir nuestros desequilibrios", dijo el viernes por la noche. Fuente del Gobierno dieron alguna clave: el Banco Europeo de Inversión tendría que cambiar sus inversiones a grandes infraestructuras por ayudas a pequeñas y medianas empresas.

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rn Todos buscan conseguir su premio

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rn España no está sola en su pulso para que Bruselas abra la mano. Son casi media docena de gobiernos los que, como premio a sus reformas y a la luz de las dificultades económicas que atraviesan, reclaman un gesto de clemencia a la Comisión Europea. De hecho, en pocas semanas, Bruselas, a la vez que muy probablemente propondrá dos años extra, hasta 2016, para que el Ejecutivo de Rajoy recorte el déficit hasta el 3%, decidirá también sobre la estrategia fiscal de Gobiernos como Italia, Francia u Holanda. Quizá el más claro en reivindicar recompensa por su buen comportamiento fue el italiano Mario Monti, Primer Ministro saliente de un país que ha coreado un estruendoso "no" a sus políticas en las urnas.

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rn Pese a que las recetas de Bruselas siguen siendo las de siempre, lo cierto es que en declaraciones y documentos oficiales comienza a aparecer con insistencia el concepto de "flexibilidad". "Necesitamos flexibilidad si queremos asegurarnos de que el crecimiento es la prioridad, repite el presidente François Hollande con terquedad. En línea con la letanía que tanto gusta al comisario económico Olli Rehn de que "el Pacto de Estabilidad no es estúpido", en las instituciones , incluso el frente más partidario de la ortodoxia, ya nadie se escandaliza ante la idea de aflojar "los tiempos". De hecho, en este Consejo, los líderes pactaron hacer uso de las herramientas previstas para responder "de forma diferenciada"a los problemas de cada país.

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rn Eso sí, la introducción de esos términos es siempre cuidadosa de no dañar la sensibilidad de la canciller con un lenguaje que dé impresión de demasiada relajación. La propia canciller no quiso marcharse del Consejo sin aclarar a los periodistas que esta cierta flexibilidad no significa olvidarse de los principios de siempre. O sea, que una cosa es tener en cuenta las circunstancias de cada país a la hora de ponerle deberes y otra renunciar a ellos. "Nadie dijo que no deba continuarse una política de reducir los déficits lo más rápido posible", aclaró para frenar cualquier posible canto de victoria por parte de las capitales. 

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rn Una prórroga más que posible

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rn Con todo, en el caso de España, las pistas que han ido dejando desde la Comisión en las últimas semanas -incluso meses- señalan hacia una prórroga más que posible. Y más allá del pataleo aislado de algún nórdico que, como alternativa a la flexibilidad, propone a los países en apuros poner su casa en orden - una limpieza de "la corrupción en sus propias instituciones", reivindicó Suecia-, los datos indican que España cumple las condiciones para recibir clemencia de las instancias europeas En primer lugar, por estar entre los países más azotados por el paro. En segundo, y más importante, por haber cumplido con las directrices que llegaban desde Europa. Y en tercero, y el más aplastante, porque las previsiones de Bruselas vaticinan que el déficit público superará este año de largo el 4'5% reglamentario - la Comisión cuenta con un 6,7% para 2013.

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