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Emilio J. González

El expolio del autónomo

No hay razón alguna para pedirle ahora más dinero al autónomo y no al trabajador.

Un Gobierno que acaba de aprobar una Ley de Emprendedores para tratar de fomentar la aparición de más empresarios dice ahora que quiere subir las cotizaciones sociales de los autónomos, que no es otra cosa más que un coste fiscal para esos nuevos empresarios, porque muchos de ellos cotizan o cotizarán a la Seguridad Social por ese régimen. Mal empezamos, cuando lo que necesita este país con suma urgencia es una verdadera eclosión de gente con iniciativa empresarial que se lance a desarrollar sus ideas.

El Ejecutivo alega dos razones para tomar esta decisión: recaudar más, como era de temer, dado que la Seguridad Social está en quiebra, y mejorar las pensiones de los autónomos. Lo que el Gobierno parece no querer conocer es que muchos autónomos tienen sus propios medios para mejorar sus pensiones. Un taxista, por ejemplo, puede vender su licencia al concluir su vida laboral. Por su parte, un comerciante puede traspasar su tienda. Todos ellos cotizan como autónomos y tienen un patrimonio acumulado en razón de sus necesidades profesionales que, al llegar el momento del retiro, ponen en valor para financiar su pensión. Otros que no tienen esta posibilidad, o que lo hacen también aunque la tengan, ahorran a través de las múltiples fórmulas que existen en este país para poder hacerlo: por ejemplo, cotizan a planes de pensiones, realizan aportaciones a fondos de inversión, compran deuda pública, invierten en acciones, adquieren bienes inmuebles para alquilarlos posteriormente, etc. Vamos, que ningún autónomo sensato necesita que le mejoren la pensión porque ya se ha encargado él de pensar en el día de mañana y actuar en consecuencia.

Por otra parte, un trabajador a duras penas aporta lo mismo mensualmente a la Seguridad Social que un autónomo. Sí, ya sé que están ahí las cotizaciones empresariales, pero si estamos en un sistema de reparto, en el que la prestación no tiene mucho que ver con lo cotizado a lo largo de la vida laboral, no hay razón alguna para pedirle ahora más dinero al autónomo y no al trabajador, y menos aún para hacerlo sacando a colación los complementos de mínimos. Por cierto, y hablando de mínimos, ¿no hay más desproporción aún entre lo cotizado y el importe de las pensiones mínimas? Además, cuando los autónomos se han querido integrar plenamente en el sistema de la Seguridad Social, muchos, empezando por los sindicatos, se negaron o pusieron infinidad de trabas porque decían que ese sistema era solo para los trabajadores, lo que obligó al autónomo a buscarse su pensión por otro lado. Esos mismos que le cerraron las puertas ahora quieren que el autónomo pague más para una pensión que, con toda seguridad, le bajará, entre factores de sostenibilidad, ampliaciones del periodo de cómputo y demás.

En resumidas cuentas, esto no es más que un expolio, una medida para recaudar. Lo malo es que, con ella, se va a promover aún más la economía sumergida y el fraude fiscal, sobre todo entre aquellos autónomos que, debido a la crisis, se las ven y se las desean para llegar a fin de mes.

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