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EDITORIAL

Una presión fiscal insoportable e injusta

El español promedio trabaja para pagar a Hacienda desde el 1 de enero hasta el 1 de julio.

Pocas cosas ilustran de forma más clara la servidumbre a la que somete el sobredimensionado sector público a la ciudadanía que el denominado Día de la Liberación Fiscal. Se trata de un indicador, confeccionado por el Think Tank Civismo, que, teniendo presente todo lo que los ciudadanos pagan en impuestos (IRPF, IVA, Seguridad Social, etc.), calcula los días de trabajo que dedican íntegramente a pagar a Hacienda.

Un español con un sueldo medio de 24.400 euros brutos anuales dedica 102 días de trabajo a pagar las cotizaciones a la Seguridad Social, 38 al IRPF, 25 al IVA, 11,5 a los impuestos especiales y 5,5 a los demás tributos. Esto viene a significar que el español promedio trabaja para pagar a Hacienda desde el 1 de enero hasta el 1 de julio.

Esta brutal presión fiscal es superior a la que soportan los daneses o los noruegos, y sólo es equiparable a la de finlandeses y suecos; con la diferencia de que los españoles tienen una renta mucho menor y reciben del Estado unos bienes y servicios inferiores.

No contento con consumir la mitad de lo que producen los españoles, el Estado los está endeudando a razón de 400 millones de euros al día, deuda que oficialmente ya roza el 100% del PIB, pero que, sin maquillaje, alcanza el 144%.

Frente a las campañas institucionales destinadas a concienciarlos de que deben cumplir con Hacienda, los ciudadanos tienen derecho a responder que precisamente a eso dedican la mitad de su vida laboral. Este estado de cosas podrá ser legal, pero no es justo ni acorde a una sociedad verdaderamente libre.

Lo más triste y aun surrealista de todo es que esta vampiresca e insaciable política fiscal es tildada por la práctica totalidad de la clase política de "austera", ya sea para defenderla, ya para exigirle que sea todavía más voraz.

Esto es el camino de servidumbre, que no conduce a nada bueno.

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