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Emilio J. González

¡A especular!

Los tiempos de incertidumbre como los actuales no son aptos para cardiacos; ni siquiera para inversores con mejor estado de salud porque, en cualquier momento, se puede perder hasta la camisa a poco que uno se descuide. Sin embargo, constituyen el caldo de cultivo para los especuladores, en el buen sentido del término. No se trata de aquella persona que se hace rico a costa de la desgracia de los demás, sino de aquel que busca fortuna en una apuesta –que las cosas vayan a ir mejor en un plazo razonable de tiempo- realizada cuando los precios están por los suelos y los inversores y analistas sensatos se mantienen fuera del mercado a la espera de que amaine el temporal. Este juego, condenado por algunos, desempeña un papel vital para las bolsas en tiempos de crisis: las inversiones del especulador contribuyen en buena medida a sostener un mercado hundido y evitar que las cosas vayan a peor.

En las circunstancias actuales, con la posible guerra contra Sadam Hussein de trasfondo, el caldo de cultivo para la especulación ya está listo, al menos para algunos sectores. Y los especuladores, como es lógico, han hecho acto de presencia. Ocurrió el martes. El banco holandés ABN Amro publicó un informe en el que recomienda invertir en las compañías aéreas, concretamente en Iberia, British Airways y Lufthansa, precisamente cuando este sector será uno de los más castigados si a los estadounidenses no les salen las cosas en Irak como desean. Sin embargo, se trata de compañías que, si se hace abstracción de lo que puede ocurrir en las próximas semanas, están saneadas y bastante infravaloradas en bolsa. El problema es que podemos estar a las puertas de un conflicto bélico y los mercados, que valoran las expectativas de las empresas, lo tienen en cuenta.

No obstante, y por tratarse de las circunstancias actuales, ABN Amro recomienda entrar ahora en estas empresas, precisamente para especular con la posibilidad de una guerra corta y exitosa para los norteamericanos que proporcionará ganancias considerables al inversor que se atreva en estos momentos a comprar acciones de las compañías aéreas. Es una apuesta, por supuesto, puesto que nadie puede saber qué va a pasar en todo lo relativo a Irak. Pero es en lo que se basa el juego de la especulación y el martes hubo quien entró en él, de forma que las acciones de Iberia ganaron el 4,58%. Los especuladores empiezan a hacer acto de presencia.

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