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Fernando Saiz

La zambullida de Zeltia

La empresa de biotecnología Zeltia tiene un origen curioso: fue creada por la familia Fernández en la posguerra española para aprovechar los restos orgánicos de las ovejas que poseían; un pasado brillante: muchos inversores se hicieron ricos comprando sus acciones a finales de los noventa; un presente delicado: su cotización en bolsa ha caído más de un 30% en dos sesiones y un futuro incierto. Nada nuevo bajo el sol de la biotecnología, una industria que los inversores con problemas cardíacos harían bien en evitar.

El precio de Zeltia está afectado por informes provisionales que pueden impedir, o al menos retrasar, la comercialización de Yondelis, su fármaco más prometedor. Yondelis es un producto anticancerígeno basado en extractos marinos y está considerado desde hace bastantes años la joya del departamento de investigación y desarrollo de la compañía. Por eso, el mercado ha penalizado de forma tan severa a Zeltia. Hay quien habla de sobrerreacción; objetivamente, es posible que el castigo haya sido exagerado, teniendo en cuenta que la Agencia Europea del Medicamento todavía no se ha pronunciado de modo oficial sobre el fármaco en cuestión. Pero esas son las reglas de juego del sector biotecnológico, que se mueve a golpe de filtraciones sobre desarrollos y ensayos clínicos.

En momentos como el actual, es pertinente recordar, aunque en Zeltia odian la comparación, lo que pasó con British Biotech a finales de la década de los noventa. La compañía británica fue en su momento una de las estrellas del sector en el mundo y llegó a valer en bolsa 2.000 millones de libras, unos 500.000 millones de pesetas de la época. Su brillo se apagó cuando un directivo denunció que los gestores de la compañía estaban manipulando la información sobre los resultados de los ensayos de un fármaco contra el cáncer, cuya comercialización fue posteriormente rechazada por las autoridades. Hoy, British Biotech vale 30 millones de libras, 70 veces menos que en sus momentos de esplendor.

No quiere esto decir que en Zeltia vaya a ocurrir lo mismo. Probablemente, no será así. Su presidente, José María Fernández Sousa-Faro, es un gestor capacitado para superar los actuales problemas de la empresa. Pero todo el mundo debe ser consciente de cuál es el delicado contexto de una de las compañías más atractivas, por su actividad y trayectoria, de la economía española.

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