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Emilio J. González

La estrategia del absurdo

El PSOE ha empezado a dejar claro cuál va ser tanto su estrategia de campaña como su programa de cara a las elecciones generales de 2004. Todo ello se resume en dos puntos: criticar por criticar, muchas veces sin base alguna para ello, y realizar propuestas incumplibles, al viejo estilo de Tierno Galván, que dijo aquello de que las promesas electorales se hacen para no cumplirlas. Los socialistas se han subido a ese carro y, además, lo hacen patente.

De lo primero tenemos un buen ejemplo con las palabras del coordinador del programa económico del partido, Miguel Sebastián, que ha dicho que “el equilibrio presupuestario tiene más maquillaje que El Planeta de los Simios”. La comparación no es muy ingeniosa y la critica se desmonta con mucha facilidad. No es preciso recurrir a los dictámenes de la Comisión Europea sobre las cuentas públicas españolas, en los que no hay objeciones, como hace el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. La cosas son mucho más sencilla. Si los presupuestos estuvieran "maquillados", habría que emitir más deuda pública de la que anuncia todos los años el Gobierno en esos mismos presupuestos para financiar los gastos. Eso lo notaría el mercado de deuda que, al sentirse engañado, empezaría a exigir una prima de riesgo sobre los tipos de interés de los bonos españoles. Sin embargo, no sólo no ha ocurrido nada de eso sino que, en los últimos meses, la rentabilidad de la deuda pública española ha llegado a estar, incluso, por debajo de la de Alemania, el referente para toda Europa, lo que supone que la economía y la política económica española generan mucha confianza.

Eso no sería posible con déficit maquillados que el mercado detectaría a la primera. Pero como la política de oposición del PSOE a falta de ideas echa mano de la crítica fácil y gratuita, aunque carezca de base real alguna sobre la que sustentarse, en esas estamos. Esa falta de ideas, o de buenas ideas, mejor dicho, se pone de manifiesto también en la propuesta de presupuestos de los socialistas para el próximo ejercicio. Una propuesta sobre la que el mismísimo primer párrafo del prólogo del documento interno del PSOE que recoge la misma dice que su contenido es inaplicable y responde sólo a la proximidad de las elecciones generales. Empezamos bien. Y lo que viene a continuación es lo que cabría esperar con semejante preludio, esto es, propuestas disparatas de fuertes incrementos del gasto público, manteniendo los impuestos en su nivel actual y el equilibrio presupuestario. Algo que se revela imposible a pocos números, y sencillos, que se hagan.

Lo más absurdo de todo es que, dentro de este sinsentido, además hay contradicciones internas, fruto de la rivalidad entre Miguel Sebastián y el portavoz de Economía del PSOE, Jordi Sevilla, que se plasma en que una parte de la propuesta de los socialistas camina en una dirección y el resto en otra muy distinta, fruto de que una de ellas corresponde al equipo de Sebastián y la otra al de Sevilla, aunque ambas son del todo punto ajenas a la realidad y al más mínimo rigor. Este es el estado en que se encuentra la parte económica del PSOE, en personas y en programas. Y con ello pretenden desbancar al PP del poder. Verlo para creerlo.

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