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Emilio J. González

¿Hacia dónde va Jazztel?

El problema de los pequeños, como Jazztel, es que no tienen ni han tenido jamás músculo financiero para prosperar a costa de sus rivales y siempre han tratado de que se les conceda cuota de mercado por ley

La primera incógnita en torno a Jazztel acaba de despejarse, pero la segunda ha ganado en intensidad. La compañía de telecomunicaciones ha encontrado, por fin, un accionista de referencia, el fundador de Telepizza Leopoldo Fernández Pujals, que se ha hecho con la cuarta parte de las acciones de la empresa mediante una ampliación de capital que aporta recursos frescos –62 millones de euros– a una sociedad muy necesitada de ellos.
 
Con el desembarco de Pujals, la incógnita acerca del futuro de Jazztel queda despejada. La empresa seguirá adelante porque ha encontrado quien apueste por ella, con lo que supera las dificultades financieras en que se vio inmersa en los últimos meses y cuestionaron seriamente su viabilidad. Hoy, ésta parece asegurada, al menos durante un tiempo, pero ¿hacia dónde va Jazztel?
 
Pujals asegura que el reto de la compañía es crecer a una tasa superior a la del mercado de las telecomunicaciones, que en estos momentos es del 20%, y que cuenta para ello con un gran activo, su red de fibra óptica que permite ofrecer servicios de voz y transmisión de datos en núcleos urbanos. De hecho, Pujals ya ha diseñado el nuevo eslogan de la compañía a partir del que popularizó Telepizza con aquello de ‘el secreto está en la masa’, que ahora se ha transformado en ‘el secreto está en la red’. Así, el nuevo socio de referencia de la compañía de telecomunicaciones juega con el pasado y trata de transmitir la sensación de que él, que ya triunfó una vez, volverá a hacerlo. La estrategia de Pujals para Jazztel, en consecuencia, gira en torno al marketing. De hecho, ha anunciado que destinará aproximadamente la mitad de los recursos que aporta a la compañía a financiar su plan de promoción. Por publicidad que no quede.
 
Ahora bien, una cosa es la imagen y otra muy distinta que, con ello, la empresa tenga futuro. El mercado español de telecomunicaciones, es cierto, crece a un ritmo del 20% anual, pero lo hace prácticamente sobre la base de las conexiones a Internet, es decir, del ADSL. Y competir aquí no es fácil. Los grandes operadores no se dejan comer el terreno así como así y su potencia financiera y su experiencia en el sector les convierten en rivales duros capaces de ofertar productos muy competitivos e invertir lo que sea necesario para tratar de mantener y ampliar su cuota de mercado. El problema de los pequeños, como Jazztel, es que no tienen ni han tenido jamás músculo financiero para prosperar a costa de sus rivales y siempre han tratado de que se les conceda cuota de mercado por ley, no de obtenerla en legítima competencia. Jazztel sigue sin tener esa capacidad financiera, ni siquiera con los recursos que ha aportado Pujals. La pregunta, por tanto, es inmediata: ¿cómo piensa crecer la compañía por encima del mercado? Esta cuestión no le ha pasado desapercibida a los analistas, que se muestran cautos sobre el futuro de la compañía.
 
Ahora unamos las piezas. Entrada de dinero fresco que resuelve los problemas financieros a corto plazo, apuesta fuerte por la promoción y dudas sobre la capacidad de Jazztel para engordar en el mercado de las telecomunicaciones como dice que desea hacer forman una combinación de ingredientes con las que, a priori, sólo se puede cocinar un plato, el de la preparación de la compañía para una posterior fusión, a la que llegaría en mejores condiciones internas y, por tanto, en una posición mejor para negociar con sus posibles pretendientes. Esta es la sensación que le ha quedado a algunos analistas después de la presentación que hizo Pujals el viernes por la mañana. Jazztel, por tanto, tiene futuro, pero puede que pase por un matrimonio.

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